El viaje del lesionado Diego Valdés a la Roja hace estallar al América: la guerra que distrae la preparación del duelo ante Argentina

Diego Valdés, en el duelo entre Chile y Perú por la Copa América, en que se lesionó
Diego Valdés, en el duelo entre Chile y Perú por la Copa América, en que se lesionó. (Foto: Photosport)

El volante recibió un diagnóstico lapidario después de lesionarse el sábado, en el duelo ante Cruz Azul. En Chile exigieron su presencia como parte de la convocatoria para los duelos ante la Albiceleste y Bolivia.


La Roja abre su preparación para los duelos frente a Argentina y Bolivia con un conflicto. El sábado, mientras jugaba por el América ante el Cruz Azul, Diego Valdés sufrió una lesión compleja. Una barrida de Willer Ditta le hizo caer sobre el campo de juego. El intento porque volviera a jugar resultó vano, pues el mediocampista dio muestras de notorio dolor. De hecho, tuvo que ser trasladado a un centro asistencial, donde se le practicaron los exámenes de rigor.

El parte médico del equipo crema consigna que se trata de una dolencia de cuidado. “El Club América informa que nuestro jugador Diego Valdés sufrió una luxación acromioclavicular del hombro izquierdo. El tiempo de recuperación será de acuerdo a su evolución”, comunicó, formalmente, a través de sus canales oficiales.

América, en pie de guerra

El club azteca no informa el grado de la dolencia, un parámetro que resulta crucial a la hora de determinar su tratamiento y la eventualidad de que se realice una cirugía. La literatura médica la descarta para los dos primeros de los tres que contempla la escala, referida al daño que sufran los ligamentos. Consigna, además, como tratamiento conservador, limitar la actividad física, usar un cabestrillo, aplicar hielo, suministrar analgésicos y antinflamatorios y realizar ejercicios que contribuyan a fortalecer la musculatura, mejorar estabilidad y recuperar la movilidad de la zona afectada. Si la cirugía se torna una exigencia los tiempos de rehabilitación se disparan pudiendo llegar a los cuatro meses en los episodios más graves. En el caso de los deportistas, eso sí, se considera un regreso a la actividad con vendajes o soportes para el hombro.

Valdés llegó, igualmente, a los entrenamientos de la Selección. En rigor, se presentó en Juan Pinto Durán, porque su condición médica torna virtualmente imposible su participación en el duelo ante la Albiceleste. Y si la permite, lo expone al riesgo de que cualquier contacto eventual recrudezca el panorama. En esa circunstancia, fue liberado de la convocatoria.

“¿Sí se le exigió viajar? Así es”, responde tajantemente Santiago Baños, el presidente del club azteca, a El Deportivo, ante la consulta respecto de si en la Roja habían exigido el viaje del volante, pese a lo lapidario que resulta el diagnóstico para la posibilidad de que pueda actuar en alguno de los dos encuentros del camino sudamericano hacia el Mundial de 2026.

En México, la molestia es notoria. Quienes han estado cerca de la situación no entienden por qué se expuso al futbolista a un viaje extenso, con el brazo inmovilizado, asumiendo que las posibilidades de que efectivamente pueda en alguno de los partidos es prácticamente nula.

La Selección tiene la prerrogativa de exigir el desplazamiento de un jugador que esté convocado para una fecha FIFA para que sea debidamente revisado por su staff, con la finalidad de acreditar una dolencia. En México, sin embargo, se refugian en que el diagnóstico y hasta el sentido común aconsejaban que no realizara tal esfuerzo, en el entendido, al menos desde su perspectiva, de que no tiene posibilidad alguna de jugar.

Diego Valdés, en una celebración con la camiseta del América
Diego Valdés, en una celebración con la camiseta del América. (Foto: Club América).

Un problema eterno

La disputa, por cierto, no es la primera que involucra al cuerpo médico de la Selección con algún club internacional. El caso de Valdés y la reacción del América remiten, automáticamente, el recuerdo de otro enfrentamiento: el que tenía en la otra trinchera al Inter de Milán, en la época en que Alexis Sánchez defendía al club.

En diciembre de 2020, Antonio Conte, entonces técnico del equipo nerazzurro fue frontal para culpar a la Roja por las dolencias que sufría el Niño Maravilla. “No sé si es un problema de la Selección o del jugador, pero la constante es que Sánchez se lesiona a menudo”, disparó el estratega.

Para esa reflexión había antecedentes. En octubre, Conte había mandado a la banca al delantero en el clásico ante el Milan, basándose en informes médicos emanados desde Chile. “Estábamos muy alarmados porque la noticia de Chile era sobre una lesión muscular. Alexis ayer entrenó a un ritmo bajo para no arriesgarse”, explicó. “Está de vuelta fatigado y no podemos permitirnos daños, ya que tenemos que jugar siete partido en 23 días”, lanzó.

En noviembre de ese año, Conte había sido lo suficientemente específico en la queja. “Trataremos de manejarlo de la mejor manera y solo podemos esperar que no pase nada durante este parón, porque la última vez Sánchez se lesionó y otros jugadores regresaron con dolencias”, expresó. “Cruzamos los dedos, porque entonces tendremos otro ciclo intenso con diez partidos cada tres días hasta Navidad”, amplió.

Esa vez, quien le salió al cruce fue Reinaldo Rueda. “Con todo el respeto a las instituciones europeas, ojalá los cuidaran mejor que nosotros. Ojalá ellos respetaran a nuestros cuerpos médicos. Si me puedo sentir orgulloso de algo, es del cuerpo médico de esta Selección. Tiene un nivel alto”, declaró, en abierta defensa al staff que encabezaba. “Ojalá nos hubieran hecho caso cuando llegó a Alexis y lo hubieran evaluado antes de hacerlo jugar 45 minutos y después 90. Nos tenemos que respetar bidireccionalmente. Ojalá lo hubieran cuidado como lo hicimos nosotros acá. Ya no estamos en la época de la colonia, eso es lo que ellos creen, tenemos que estar claros de eso”, respondió el caleño, devolviendo el dardo proveniente desde Italia.

Sigue en El Deportivo

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.