El Rey de Copas volvió con todo. Ayer, tras igualar 1-1 en la vuelta y conseguir un 3-2 en el global, Independiente de Avellaneda se consagró como el nuevo campeón de la Copa Sudamericana. El equipo dirigido por Ariel Holan consiguió lo que parecía imposible, más aún cuando la noche previa al encuentro estuvo marcada por la polémica visita de hinchas de Flamengo al hotel donde alojó el equipo.
Holan tenía claro lo importante que era volver a la cima de América y, una vez escuchó el pitazo final, rompió en llanto. "No sé, no puedo hablar. Es para mi papá, primero que nadie", comenzó diciendo. Un padre que lo llevaba a la cancha desde los cuatro años, como él mismo explicó. "Es mi club, lo amo con toda mi alma, no puedo decir otra cosa", agregó.