En el nombre del hijo: la íntima motivación que tiene a Humberto Suazo transitando la eternidad

Chupete Suazo y su característico festejo.
Chupete Suazo y su característico festejo. Foto: SLQoficial/Facebook

A los 42 años, el santanonino brilla. Semana a semana, sigue celebrando con la camiseta de San Luis y regalando la clase que lo llevó a ser reconocido en el mundo. Chupete disfruta y, de paso, salda una deuda familiar que se autoimpuso.



Jesús va en camino de cumplir los nueve años. El mejor momento de Humberto Suazo en el fútbol no lo alcanzó a disfrutar. No había nacido aún cuando Chupete se consagró como goleador del mundo en 2006, en una implacable temporada en la que convirtió 51 tantos. Tampoco tuvo la suerte de sus hermanos, quienes lo vieron transformarse en ídolo y goleador histórico del Monterrey, de México, donde su recuerdo sigue intacto y hace poco le permitió volver fugazmente al fútbol azteca para actuar en Raya2 Expansión, la escuadra filial del club regiomontano. De sus exitosos pasos por Audax Italiano y Colo Colo también se ha enterado a través de recortes de prensa y de internet. Buceando en la web también se ha informado de que su progenitor encabezó la lista de goleadores sudamericanos en las Eliminatorias para el Mundial de Sudáfrica.

Chuy Suazo llega varias veces a la semana a los entrenamientos de la mano de su padre. Como buen hijo, le carga el bolso. En algunas oportunidades, incluso se anima con algunos disparos al arco en los que deja claro que la calidad es genética: sus hermanas, Arantza y Gretel, también juegan y se destacan en Universidad de Chile. Hasta se ha puesto los guantes para mostrar sus dotes como guardameta. Pero, sobre todo, se sorprende con cada acción de su héroe favorito. No necesita mirar mucho más allá para encontrar un ídolo. Lo tiene disponible las 24 horas del día. Y los 365 días del año.

La inspiración

Humberto Suazo tiene 42 años. El dato no es anecdótico porque lo usual es que un futbolista de esa edad lleve varios años retirado. En algunos casos, casi una década. Es cierto que hay excepciones y que esa línea se ha ido corriendo en el último tiempo, pero la generalidad sigue siendo esa. Chupete, en cambio, parece rejuvenecerse. En San Luis muestra cada fin de semana que está en un gran nivel físico y futbolístico. Lo hace exactamente dos décadas después de que los quillotanos le acogieran en la primera parte de su carrera, después de que su carácter díscolo le costara la salida de Universidad Católica, el equipo en que se formó. Solo que esté compitiendo en la Primera B del balompié chileno impide que se le compare con sus mejores momentos en la elite. Los recursos técnicos y la lucidez que tiene para ocuparlos están intactos. O lo parecen. Y las estadísticas lo respaldan: suma nueve goles en 15 encuentros. Varios de ellos, golazos. En todos esos partidos ha sido titular. Acumula 1.235 minutos en el campo de juego.

Francisco Bozán, el técnico de los canarios y sicólogo de formación, ve en la compañía de Chuy un elemento crucial para el renacer de Chupete. “Chuy no lo vio jugar en su mejor nivel. Y ahora está enamorado de su padre goleador, que aparece en todos lados. Humberto se esforzó, se puso en forma, se autoexigió para que le viera bien. Y el equipo gana. El hijo está compenetrado con nosotros también”, explica el profesional, seis años menor que el máximo referente de su escuadra, quien ya lo había dirigido en La Serena. Los quillotanos encabezan la tabla del Ascenso, con 30 puntos. Ha convertido 25 tantos. Es decir, le debe casi un tercio a su máxima figura.

Humberto Suazo se toma fotografías con hinchas de Deportes Puerto Montt.
Humberto Suazo se toma fotografías con hinchas de Deportes Puerto Montt (Foto: Agenciauno)

“Hay un tema emocional, que tiene que ver con sus ganas, su motivación de seguir compitiendo. Será así hasta el último partido. En los entrenamientos pasa lo mismo. Quiere ganar, pelear por el puesto. Para mí, el tema primero es lo emocional, su actitud. Luego viene un trabajo específico en lo físico, que tiene que ver con nuestra manera de jugar más que con la individualización de las cargas. Entrena a la par. Tratamos de que cada jugador llegue fresco a los partidos. Humberto entrena en lo específico del puesto. Eso le permite llegar bien. No quiero dejar de nombrar lo principal: la disposición de estar siempre”, amplía.

La comunión es total. Incluso desde el punto de vista estratégico. “Hay un volumen de juego asociado en relación a él. Es muy asociativo. Siempre lo ha sido. Se relaciona con nuestra propuesta. Es el último eslabón de esa posesión. Nuestro juego no es directo ni lo va a ser. A Humberto lo llamamos por eso. Hoy está muy fresco, motivado, cerca del gol”, grafica el adiestrador.

Sin regalías

Suazo predica con el ejemplo. Es uno de los primeros en llegar a las prácticas y de los últimos en marcharse. “No hay concesiones y él tampoco las quiere. Quiere trabajar. Es facilitadora la actitud. Siempre está con la idea de mejorar los entrenamientos, la forma de jugar y a los compañeros. Entrega la experiencia a los más chicos. Siento que está en una etapa muy linda de su carrera, más maduro. Da gusto conversar con él afuera, por lo que transmite. Y por sus ganas de seguir compitiendo. Los únicos momentos de molestia han sido cuando el equipo no compite como quiere o cuando él no lo consigue. Se exige como el primero de los cabros chicos del plantel”, profundiza Bozán.

Los berrinches que solía protagonizar en sus orígenes y hasta en su apogeo quedaron en el olvido. “Sigue con el carácter fuerte, pero busca soluciones. Tenemos una relación súper cercana, como con todos los jugadores. Hay confianza. Humberto es uno de esos. En La Serena me pasó lo mismo. Fue siempre muy pro grupo. Más allá de los resultados. Y ahora los resultados se han dado”, revela.

Humberto Suazo, en un festejo por San Luis
Humberto Suazo, en un festejo por San Luis (Foto: Agenciauno)

Esa disposición se traduce en acciones concretas. “No pide ninguna licencia. Tampoco está preocupado de otras cosas, sino de mantenerse en el peso, en lo físico. Nunca ha tenido una molestia. Eso habla de su actitud y del trabajo del área física y médica. Acá hay un monitoreo diario. Eso es de primer nivel. No tenemos lesionados”, destaca Bozán.

Una barrera que se corre

Juan Ramírez tuvo a Suazo bajo su tutela en el tiempo en que ambos coincidieron en Colo Colo. El preparador físico, quien viene de trabajar con Arturo Vidal, otro superclase, repara en la peculiaridad de su caso. Sin conocer la evaluación de Bozán, llega a conclusiones parecidas. “Es una situación bien particular, pero siempre hemos destacado su capacidad futbolística. Fue goleador mundial. Eso no se pierde, menos cuando se está en una buena condición, con ganas, con la motivación familiar. Eso lo tiene desempeñándose de buena manera”, resalta. Hay otro factor que considera clave. “Humberto es parte, también de esta generación extremadamente competitiva. Hoy está en una excelente condición física y su talento lo vemos cada fin de semana y en los últimos años. Es admirable y nos muestra ese espíritu competitivo”, añade.

El rendimiento del ariete alcanza, incluso, para replantear teorías. “En un magister que hice me mostraron qué es el deporte de elite, que tiene que ver no solo con los niveles, sino con el espectáculo. En la alta competencia, lo de Humberto es destacable. Por lo que ha hecho y lo que está haciendo. Hay fenómenos importantes, como el de David Villa que vuelve a la selección después de irse a Estados Unidos. O el de Cristiano, que vuele a la selección y hace dos goles. A veces, cuando se sacan el estrés del primer mundo puede alcanzar rendimientos muy altos. Ese puede ser el caso de Humberto”, postula.

Su colega Manuel Astorga, también especialista en el deporte de elite, en el que acompañó a tenistas como Marcelo Ríos y Tommy Haas y también trabajó en el fútbol profesional, aporta más elementos a la discusión. “Chupete es un jugador de alto nivel en su categoría. Habría que ver cómo rendiría en los niveles que ostentó en algún momento. Todos los jugadores del fútbol amateur, de la B o de la A son de competencia. De alta, no lo sé. Hay que considerar el contexto. Es un jugador de alto rendimiento para la competencia en que está. Hoy, ponlo en cualquier equipo de Primera y va a funcionar bien. Mejor que varios”, enfatiza.

Astorga expone a Gianluigi Buffon y Claudio Bravo como ejemplos de una barrera que se fue corriendo y de un elemento que empieza a perder relevancia: la edad. “La medicina evolucionó, hay mayor conocimiento acerca de alimentación, de autocuidado. (Peter) Shilton jugó un Mundial pasados los 40. No tiene que ver con la edad. Sí tiene relación con parámetros como el consumo de oxígeno, la velocidad, que se pierde más rápido, la saltabilidad o la resistencia. Nadie puede competir si está fuera del universo mayor. Ahora, si un tipo con 40 años se desempeña con eficiencia, el tipo es de elite. La edad no tiene nada que ver. Mira lo que era Roger Federer o lo que sigue siendo Rafael Nadal. Hay rangos etarios, pero ese factor no lo consideraría. El rendimiento es multifactorial. Si por experiencia, por desempeño biofísico o liderazgo, es más eficiente que uno de 28 años, pones al veterano”, concluye.

En cada actuación, Suazo añade más argumentos a la conversación, a punta de goles. Al fin y al cabo, Chupete transita la eternidad.

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