Apenas en 2015 Chapecoense se había estrenado en la Copa Sudamericana, y al año siguiente estaba jugando la final. Un club lejano a la tradición de otros gigantes de Brasil, pero que ilusionaba al estado de Santa Catarina con un histórico título internacional. En el vuelo 2933, de la empresa boliviana LaMia, empacaron todos sus sueños rumbo a la definición de ida del certamen, que sería ante Atlético Nacional, en Medellín. Sin embargo, el 28 de noviembre, faltando sólo 20 minutos para llegar a su destino, el avión cayó y se estrelló en el Cerro Gordo.
Jugadores, integrantes del cuerpo técnico, periodistas y miembros de la tripulación perdieron la vida. 71 muertos en total; una de las tragedias más grandes en la historia del fútbol. La Conmebol, por petición del elenco colombiano, que en ese entonces era dirigido por Reinaldo Rueda, declaró como campeón de la Sudamericana a Chapecoense, con los beneficios económicos respectivos, pero esto en nada podía mitigar el dolor de las familias.
Apenas sobrevivieron seis personas, en algo que fue calificado como un milagro. Los futbolistas Alan Ruschel, Jackson Follmann y Hélio Neto; el periodista Rafael Hénzel y los auxiliares de vuelo Erwin Tumiri y Ximena Suárez. Ellos hoy lo pueden contar como un traumático momento de sus vidas.
Una dura continuidad deportiva
De los futbolistas, sólo Ruschel pudo seguir jugando, aunque después de una intensa recuperación. El lateral izquierdo suplente del equipo tuvo que ser operado de la espalda. Continuó en la institución hasta 2021 y luego ha tenido pasos en equipos de la Serie B de ese país, como Goiás, Cruzeiro, América Mineiro, Londrina y Juventude. Actualmente sigue en actividad.
Distinta suerte corrieron sus otros dos compañeros. Follmann, arquero reserva que en ese momento tenía 24 años, producto del accidente perdió una de sus piernas y debió retirarse forzadamente tras estar dos meses en el hospital. Ahora se dedica a la música y ya ha realizado varias canciones.
En tanto, Hélio Neto, quien fue encontrado casi 12 horas después de la tragedia, fue inscrito en las plantillas posteriores del club con la esperanza de volver a salir a la cancha, luego de una rehabilitación que tardó dos años. Sin embargo, nunca pudo retornar y en 2021 se retiró definitivamente. Sus últimas apariciones han sido en actividades públicas del club.
Las cosas han sido igual de complejas para Chapecoense desde esa noche de noviembre de 2016. A pesar de que en años posteriores continuó participando en la Sudamericana y hasta en la Copa Libertadores, en 2019 perdió la categoría en el competitivo Brasileirao. Parecía que el equipo se volvería a posicionar mejor luego de su ascenso en 2020, pero al año siguiente volvió a descender.
Actualmente el elenco del sur de Brasil milita en la Serie B. En la última temporada finalizó en el décimo quinto puesto con 44 puntos, a sólo seis de irse a Tercera.
Las causas y responsables
Las investigaciones de esta tragedia tardaron años en arrojar resultados. En 2018, la Aeronáutica Civil de Colombia publicó su informe definitivo sobre este accidente, en el que indicaron que la falta de combustible en el avión de la empresa boliviana LaMia, además de algunos errores de la tripulación, provocaron el fatal desenlace en el Cerro Gordo.
“El accidente se produjo por el agotamiento de combustible del avión y la deficiente gestión del riesgo de la empresa LaMia”, declaró en esa oportunidad el coronel Miguel Camacho Martínez. “La aeronave con matrícula LMI 2933 tenía un déficit de 2.303 kilogramos de combustible, ya que para recorrer la ruta las disposiciones del sector exigían una cantidad mínima de combustible de 11.603 kilogramos y esta aeronave solo contaba con 9.300″, escribieron en el informe.
Un resultado parecido tuvieron las indagatorias efectuadas por la justicia boliviana, en las que determinaron que el piloto Miguel Quiroga, quien murió en el accidente, y la empresa LaMia, fueron los principales responsables. Cabe destacar que además Quiroga era uno de los dueños de la aerolínea que solía realizar este tipo de servicios con planteles de fútbol en Sudamérica.
Por otra parte, en Brasil, este año los tribunales de ese país fallaron contra Chapecoense: obligaron al club a indemnizar a la familia de uno de los trabajadores que perdieron la vida ese 28 de noviembre de 2016. La cifra determinada por la justicia en este caso fue de 600.000 reales (unos $118,000 dólares).