La segunda eliminación consecutiva a una Copa del Mundo golpeó hasta las raíces del fútbol chileno. Un proceso que nació con imperfecciones y que la postrera derrota ante Uruguay no hizo más que desnudar un problema mucho más profundo. La administración de los clubes y de la federación es la respuesta que más se repite a la hora de buscar responsables. Una decena de técnicos, formadores, ex árbitros y ex dirigentes entregan a El Deportivo las razones del fracaso.

Si bien los jugadores tienen la responsabilidad inmediata, todos los consultados exculpan a la llamada Generación Dorada. Los técnicos que guiaron el proceso, Reinaldo Rueda y Martín Lasarte, también cargan parte de la culpa. Sin embargo, los propietarios de los equipos reciben la mayoría de los dardos.

“Se clasifica con 24 puntos y si ganas ocho de los nueve partidos de local, vas al Mundial. No le podemos pedir más a estos jugadores, no es justo castigarlos. No se les puede cargar la mano, sería una falta de agradecimiento”, simplifica el análisis Reinaldo Sánchez, presidente de la ANFP entre 2001 y 2006. Y continúa en la misma idea. “A la gente no le gusta reconocerlo, pero la mayoría de estos jugadores de la Generación Dorada nacieron cuando se les dio la opción de jugar, cuando tuvimos el descenso programado por tres años. Muchos de ellos explotaron en el Sudamericano Sub 23 de 2004, donde estaban jugadores como Bravo, Beausejour, Valdivia… Si tú no les das la posibilidad a los jóvenes, nunca se desarrollarán. Acá las cosas se hacen de manera superficial”, agrega.

Uno que conoce muy de cerca a esta generosa camada de futbolistas es Rodolfo Dubó, ayudante técnico de José Sulantay en la Copa del Mundo Sub 20 de Canadá, en 2007, el trampolín del equipo que luego pulió Marcelo Bielsa.

“Los jugadores se entregaron, viajaron desde Europa siempre, lucharon hasta el final. Pero hay que rodearlos con jóvenes, hay que hacer un buen diagnóstico, buscar nuevas promesas, no solo en Santiago, sino en provincia y hay tiempo para hacerlo”, explica.

Jorge Garcés, ex entrenador de la Roja, también entrega su visión: “Esta generación de jugadores nos llevó al tope durante más de diez años y hay que agradecerlo. Pero ellos saben que el tiempo va pasando”.

Rueda y Lasarte

Lo cierto es que Reinaldo Rueda y Martín Lasarte nunca pudieron encontrar el rumbo para el “último baile”. El primero solo estuvo en cuatro duelos eliminatorios, con cuatro puntos logrados. El uruguayo, en tanto, sumó apenas una quincena en 14 encuentros.

Sin embargo, al margen de lo cuantitativo, la crítica más recia hacia la dirección técnica es el fondo futbolístico. Chile nunca logró convencer en su manera de jugar.

“Los directivos se equivocaron en la elección de los técnicos. Ninguno estuvo en la misma línea de Bielsa, Sampaoli o Pizzi; quienes tuvieron cierta cantidad de buenos resultados positivos con esta generación. Rueda y Lasarte no eran la solución, porque se jugaba a otro ritmo. El fútbol chileno se estancó”, señala Fabián Estay, mundialista en Francia ‘98. El comentarista de Fox Sports México continuó en su discurso: “Lasarte también tiene gran parte de la culpa. Los resultados, los fríos números están ahí. Tiene un grado alto de responsabilidad, pero son los directivos quienes lo trajeron. La idea era buscar un revulsivo, pero nada de eso aconteció. El equipo debía tener una idea de juego, pero no se vio. Chile ya no jugaba como antes, no había presión alta, no teníamos llegadas claras, todo eso se perdió”.

Dubó complementa el concepto dado por Estay. “Chile no quedó eliminado en los últimos partidos. En el principio, la nominación de Reinaldo Rueda no era la adecuada, se jugaba un fútbol anodino, porque Chile venía con otro ritmo. Esos puntos perdidos, a la larga, pasaron la cuenta. Lasarte tampoco tenía mucho qué hacer. Acá el tema es quién trae a los técnicos, por ahí hay que partir”, dice el ex mediocampista de la U.

Mario Soto, su compañero en la cita mundialista de España, le quita responsabilidad a los futbolistas: “Los jugadores tienen menor responsabilidad, ellos están ahí por el entrenador. Y al entrenador lo trajo la dirigencia. Si los jugadores tienen un rendimiento del 30 por ciento, tu obligación es llevarlo al 40 o 50%”.

Garcés le resta un poco de carga a sus colegas: “Seamos más objetivos. Ahora se echa la culpa a Rueda y Lasarte, porque nosotros los técnicos siempre somos los culpables”.

Las culpas de la federación

Como ya lo describieron varios de los entrevistados, la gran responsabilidad de las decisiones acordadas corresponde al directorio de la ANFP. La administración del balompié chileno tiene un porcentaje importante en este nuevo fracaso de la selección chilena, así como también Francis Cagigao, el director deportivo.

“Cuando hay un objetivo no cumplido los dirigentes no eligieron bien. Los que toman las decisiones tienen más exposición. Los dirigentes pensaron que en ese minuto lo mejor era traer a Lasarte. En esa minucia, Cagigao y Milad se juntan y el técnico les cae bien y viene. Pero yo no entiendo cómo un buscatalentos llega como director deportivo. Hay una serie de incongruencias”, aclara César Vaccia, ex entrenador de Chile.

Fabián Estay también apunta en dirección al español que está a cargo del fútbol chileno: “La ANFP y sus dirigentes tienen gran culpa. No existe un proyecto serio de trabajo. Esto va más arriba, en la parte estructural, en el organigrama de la selección. Trajeron a un señor español que supuestamente revolucionaría el fútbol y no hay mayores avances”.

En ese sentido, uno de los análisis profundos corresponde al de Alfredo Asfura, ex comisario de la FIFA y asesor internacional de la federación chilena. Según el ex dirigente, hubo mucho “personalismo” en algunas de las decisiones del timonel Pablo Milad.

“Se nota una falta de experiencia de los dirigentes. Dieron la sensación de estar en un terreno poco sólido, ante cualquier encontrón se sentía la falta de conocimiento. Yo noté que había mucho personalismo de parte de la presidencia. Vi al presidente muy solo, tomando decisiones personales. Acá se requiere otro tipo de administración. No es lo mismo que administrar un club, hay que tener mucho tino”, explicó el ex Conmebol.

Para Iván Guerrero, ex miembro de la comisión arbitral, el tema pasa más por dar soluciones: “La responsabilidad se la dejo a los dirigentes siempre. Deben refundar el fútbol, buscar entrenadores nuevos. Ellos deben qué hacer frente a todo esto que está ocurriendo, deben saber qué hacer”

Los dueños de los clubes

A pesar de las razones antes expuestas, la principal censura apunta a los nuevos dueños de los clubes chilenos. La mayoría nombra a los empresarios de jugadores, controladores de algunos clubes, como los actores que no han permitido el desarrollo, sobre todo, de las divisiones menores.

“La ANFP tiene poco que hacer. El problema en el fútbol chileno es la cantidad de representantes de jugadores que son dueños de dos o tres clubes a la vez. Es antideportivo. No sé cómo se han permitido ese tipo de cosas, les dieron la pasada a los representantes y ahora no sé cómo todo eso se echará para atrás. No les interesa el fútbol formativo. Ellos tienen otra manera de hacer negocios. El problema del fútbol es por ese lado”, señala Reinaldo Sánchez.

Un diagnóstico muy similar al que hace Estay, quien agrega que “cuando los representantes son los dueños de los equipos y existen intereses creados, no hay mucho que hacer. Será muy complicado encontrar una solución. Los clubes fueron los que decidieron parar dos años el torneo de menores, por las razones que sean. Ahí se pierde una generación completa. Ya está, hay que hacer borrón y cuenta nueva”.

Jorge Garcés es más lapidario en su opinión: “Las menores no jugaron hace dos años. El recambio no llega obligadamente. Ahora los empresarios de futbolistas son los dueños de los clubes y les importa que a fin de año vendan uno o dos jugadores. Están en su derecho, no lo juzgo. ¿Pero usted cree que se preocupan de las divisiones menores?... No se preocupan de las cadetes ni nada. Esas decisiones repercuten de manera directa o indirecta en la Selección, ahí es donde se valorizan los jugadores. Si no nos preocupamos de los menores, nunca llegará el recambio”.

Jorge Aravena, uno de los máximos artilleros de la Roja en su historia, también critica el poco desarrollo que ha existido en la formación de menores, sobre todo por la desidia de los clubes.

“No se puede prescindir de los entrenadores de juveniles como ha ocurrido. Ahí está el error. Ahora son empresas, no clubes. Van a querer producir jugadores para que la empresa funcione bien, pero no se está haciendo. Los equipos contratan jugadores muy viejos y eso es bastante discutible. No favorecen a la institución y al final el perjuicio para los chicos es mucho”, expresa el Mortero.

Y Mario Soto lo secunda: “El tema son los intereses de los dueños de los clubes, muchos son extranjeros y traen entrenadores sin recorrido, además de refuerzos de otros países. Es parte de su negocio. Los responsables de esta crisis son los dueños de los clubes”.

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