Fútbol, Brasil y fiesta son tres conceptos que históricamente van de la mano. No hay crack del balompié de ese país que no se haya dejado arrastrar por las tentaciones que ofrece la noche. Y si existen, son contados con los dedos de una mano. La combinación de talento, destreza física, fama y dinero suele poner al alcance de los deportistas todas las entretenciones posibles. El ‘carrete’ es uno de ellos. Sin ir más lejos, Neymar encarna perfectamente la definición, al punto de que llegó a transformarla en un emprendimiento: armó un yate en el que se podía compartir una juerga con él a cambio, naturalmente, de un desembolso millonario. Very VIP, como suele definirse la experiencia.
En la otra vereda se ubica Endrick, la promesa del Palmeiras que a los 17 años puede jactarse de que tiene el futuro asegurado: el Real Madrid le compró su pase al Verdao a cambio de la estratosférica suma de 35 millones de euros. Como a los merengues les sobran las estrellas, no hay apuro en que llegue a España. De hecho, lo hará cuando cruce el umbral de la mayoría de edad. La apuesta es que se convierte en un acierto idéntico al que tuvieron con el fichaje de Vinicius Jr.
El distinto
Endrick es un jugador distinto. No solo por lo que es capaz de hacer con el balón en los pies o por la efectividad que luce frente a los arcos. Lo es, también, por una declaración de principios que ha llamado la atención del mundo entero, porque se contradice con la histórica idiosincrasia de sus compatriotas, y más aún de los que brillan con el balón en los pies. “Odio salir. Odio ir a fiestas. Odio ir a discotecas. Solo quiero jugar al fútbol y estar con mi familia”, declaró en una entrevista con TNT Sports Brasil.
La frase generó atracción y, por cierto, dudas. No hay que ir mucho más allá para encontrar ejemplos de cracks brasileños que decían que la noche potenciaba sus virtudes: Ronaldo, Ronaldinho, Romario y Robinho lucieron la misma facilidad de movimiento en las canchas como en las discotecas.
La afirmación es puesta aún más en entredicho considerando que Madrid ofrece una amplia variedad de posibilidades para pasarlo bien. Más siendo joven y con una billetera abultada. Para muchos, derechamente, Endrick peca de inocente.
El lío
Sin embargo, al margen de su peculiar declaración, Endrick llega a España envuelto en otra polémica: las dudas acerca de su edad. Hace pocos días, fue puesta derechamente en duda. Manolo Romero, quien trabajó como captador de juveniles para el Real Madrid, sostuvo que tenía serias aprensiones respecto de la fecha de nacimiento del jugador.
“Siempre he tenido la duda con Endrick de que si la edad que dicen que tiene es la correcta. Sí, porque físicamente está demasiado formado”, declaró, haciendo gala del ojo clínico que debe tener para ponderar todos los factores inherentes a una figura en proceso de consolidación.
La experiencia contribuye a su escepticismo. “Siempre recuerdo la anécdota de Radamel Falcao, que vino a Europa con más edad de la que tenía”, manifestó en la misma intervención pública.
Según los registros oficiales, al menos, Endrick Felipe Moreira de Sousa aún no traspasa el límite que marca la entrada a la adultez: nació el 21 de julio de 2006 en la localidad brasileña de Taguatinga.