El engañoso consuelo de la U
Los azules vencieron 1-0 a Deportes Iquique, terminaron terceros en el torneo, pero su deuda de fútbol es inocultable.
Universidad de Chile ingresó a la maltratadísima cancha del EstadioNacional a cerrar un semestre que parecía destinado a renovar la gloria, pero que rápidamente se transformó en una decepción que pasó de contenida a desatada, porque el equipo de Ángel Guillermo Hoyos luce tan mal como el campo en que juega.
Esta tarde, ante Deportes Iquique, se presentaba con la remota esperanza de que Unión Española no venciera a Everton y que Colo Colo, en Concepción, perdiera frente a Huachipato.
El espectáculo ofrecido ante más de 30 mil personas fue, sin embargo, indigno de un equipo capaz de atraer a multitudes a pesar de cualquier tropiezo.Durante el primer tiempo, los azules fueron incapaces de organizar un solo ataque con, al menos, un mediano grado de elaboración. Todo se limitó a un juego recargado por el costado izquierdo, desde donde Jean Beausejour y Jonathan Zacaría se limitaron a lanzar centros que nunca encontraron receptor.Por el costado opuesto, en tanto, Francisco Arancibia intervenía muy poco en el partido, hasta que metió un desborde que concluyó en un centro rasante que tampoco tuvo feliz destino.
Los visitantes, en tanto, llegaban a maquillar un campeonato desastroso, que los sorprendía en el último lugar. Y, a pesar de eso, durante la etapa inicial lograron inquietar a Johnny Herrera al menos en dos ocasiones, ambos con Misael Dávila como protagonista y abortadas por el adecuado achique del portero.
En el segundo tiempo, el asunto se desarrollaba más o menos igual, con los azules carentes de imaginación para inquietar a Cortés. Eso, hasta que a los 55 minutos se fue expulsado Hans Salinas por cometer una falta sobre Arancibia, acción que le significó la segunda amonestación para el iquiqueño.
Casi de manera simultánea, además, ingresó David Pizarro para darle la cuota de fútbol que urgía en el cuadro estudiantil.
Con eso bastó para aumentar la presión sobre el territorio nortino, pues el rival ya se quedaba sin fuerzas para intentar una transición pulcra y rápida.
De esta manera, comenzó a hacerse insostenible la situación para la escuadra de Erick Guerrero, que retrocedió cada vez más hasta transformarse en un frontón.
La historia, finalmente, se cerró con un tanto de Alejandro Contreras, quien apareció en el área rival gracias a la libertad que le permitió un antagonista ya agotado.
La U cerró el año con una victoria, es verdad, pero las posibilidades de que el triunfo se convierta en tendencia son, hasta ahora y salvo con cambios radicales, una ilusión que sólo pueden albergar aquellos hinchas a quienes la pasión les consume. Para fortuna de Hoyos, entre los azules esos abundan.
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