Entre furgones y carreras: la vida de esfuerzo del chileno ganador del Maratón de Santiago

Daniel Cortés
Daniel Cortés, llegando a la meta del Maratón de Santiago. Foto: AGENCIAUNO.

Daniel Cortés trabaja como conductor de un transporte escolar. Nacido en Vallenar y desarrollado como atleta en Calama, se proyecta para los Juegos Panamericanos y mira hacia París 2024.



Menos de 24 horas después de convertirse en el primer chileno en ganar el Maratón de Santiago en los últimos 14 años, Daniel Cortés (26) ya está sentado en el furgón escolar que maneja en la ciudad de Vallenar. Atrás quedó ese glorioso domingo, donde superó en un emotivo epílogo al carabinero Mauricio Flández para quedarse con la gloria en la prueba más importante del país.

“Me tocó trabajar. Como es una empresa chiquitita, hay poquitos conductores, y entre esos estoy yo. Entonces, no puedo dejar de botado el servicio”, afirma, junto con explicar cómo llegó a cumplir esta noble función: “Un tío tiene tres furgones escolares y como yo soy conductor le manejo uno de esos vehículos. Tengo un ingreso que me permite hacer mi vida normal, sin mucho lujo, pero puedo entrenar de manera profesional, porque son bastantes horas las que hay que tener libre para hacerlo”.

A pesar de sus éxitos, el deportista es más bien callado con respecto a sus logros. “No me doy a conocer como atleta; trato de tener un perfil bien bajo con los niñitos que llevo, pero en algún momento se van a enterar”, dice.

Daniel Cortés
Daniel Cortés, en su trabajo como conductor de un furgón escolar.

Su historia en el atletismo comenzó de una manera muy particular, cuando tenía 13 años. Todo gracias a un incentivo. “Yo empecé a correr por algo bien insólito. En la escuela donde hice mi enseñanza básica me ofrecieron dos notas 7 por ir a una corrida familiar que se iba a realizar en Vallenar. Había que aprovechar. Fui, saqué el tercer lugar. Más encima había niños que ya corrían hace tiempo y me fue súper bien. Ahí, mi primer entrenador, Maglio Gajardo, me preguntó si quería ir a entrenar con él. Me empezó a formar y tuve buenos resultados; fui a Nacionales, empecé a tomar el gustito y a ser más competitivo. Cuando uno agarra el gustito de querer ser mejor que antes, ya no hay vuelta atrás. Y en eso estoy”, relata.

Dentro de esta búsqueda hay una ciudad que lo marcó: Calama, donde pertenece al club Altitud Runners. “Siempre digo que represento a Calama. Aquí en Vallenar el deporte está un poco abandonado y además es una ciudad pequeña, que no tiene las condiciones para desarrollarse a buen nivel. Por eso decidí irme a vivir a Calama, porque estaba la infraestructura y para crecer como atleta. Soy un agradecido de mi tierra, pero estudié en Calama -soy ingeniero mecánico en maquinaria pesada-, me desarrollé profesionalmente y entrené allá. Estuve viviendo ahí siete años y ahora estoy de vuelta en Vallenar, pero como un deportista más maduro y sabiendo las cosas que hay que hacer”, sostiene.

Cambio de distancia

Con Antonio Inostroza, su entrenador desde noviembre de 2019, Cortés cambió de distancia. Pasó de los 1.500, 5.000 y 10 mil metros al medio maratón y maratón.

“Al principio, pusimos las cosas sobre la mesa y decidimos entrenar medio maratón y maratón. Este es mi tercer maratón, pero mi segundo completo, porque en Rotterdam tuvimos problemas grandes con la hidratación”, recuerda.

De hecho, esa experiencia en el maratón de Países Bajos fue cruda y decepcionante. “A varios atletas nos pasó que no pudimos tomar nuestro avituallamiento. Estaban desordenadas las mesas y uno no alcanzaba a divisar el agua que le pertenecía a uno, porque no estaban ahí o estaban muy juntas. Llevaba 25 kilómetros y no había tomado una gota de agua, así que decidí retirarme”, lamenta.

Luego de llegar en dos horas, 24 minutos y 24 segundos en Barcelona, en Santiago logró bajar ese registro a 2.17′31″: “Terminé con bastante cansancio por la carrera que fue muy dura, pero es un cansancio gratificante y totalmente aguantable. Quedé feliz porque rompí mi marca, competí con un tremendo corredor como Mauricio Flández y además pude ser el primer chileno en ganar el Maratón de Santiago después de 14 años. Fue un entrenamiento de cinco meses que valió la pena. Una carga fuerte, pero se dieron los frutos”.

Naturalmente, esta conquista le abre el apetito al atleta nortino, quien se proyecta dentro del ciclo olímpico que ya está en marcha. “Lo primero que tengo que hacer es descansar, bajar las revoluciones y pensar bien en los objetivos que se vienen. Voy a ir a competir a Buenos Aires, planificar otro maratón fuerte a fin de año. Viene el Maratón de Valencia y ahí voy a buscar la marca para los Juegos Panamericanos. Así que ese es el gran objetivo que tengo para este año. Mientras que, a principios del próximo, quiero ver si se puede buscar la clasificación olímpica, que es el sueño de poder participar en las grandes ligas que uno tiene desde que da los primeros pasos en esto”, reflexiona.

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