Los Juegos Panamericanos finalizaron este domingo. De hecho, la jornada de cierre, que se realizó en el estadio Bicentenario de La Florida, estuvo marcada por la alegría y el relajo. Los deportistas habían dado todo de sí en búsqueda de una medalla o, cuando menos, de mejorar algún registro personal. En la mayoría, se observaba la satisfacción del deber cumplido, aunque más de alguno mascaba la rabia del gusto a poco. Habrá revancha en cuatro años más en Barranquilla, cuya sede también fue presentada con el colorido y la musicalidad que caracteriza a esa ciudad colombiana.

Los atletas comenzaron a empacar sus pertenencias. Los más afortunados o, en rigor, eficientes, con sus respectivas preseas en la maleta. Varios publicaron melancólicas referencias a la Villa Panamericana, el lugar en el estuvieron por más de dos semanas y que albergó sus sueños, alegrías, decepciones y penas. De la mayoría se conocía el itinerario del retorno. Sin embargo, de siete competidores cubanos, seis integrantes del seleccionado femenino de hockey y un atleta, que además obtuvo medalla de bronce en su disciplina, aún no se sabe el paradero. Hasta ese momento, en el condominio, en el que se ubicaban en el ala surponiente tenían como vecinos, entre otros, a los competidores mexicanos y canadienses, además de los locales. Se les reconocía por su alegría y también por su permanente inquietud de preguntar aspectos relacionados con Chile. “Les impresionó la infraestructura y el Metro”, explican quienes les conocieron. Un jefe de delegación controlaba sus pasos. Especialmente, sus horarios de entrada y salida del recinto.

La situación no es nueva para una comitiva de ese país. La posibilidad de una deserción, como ha pasado en innumerables ocasiones, es concreta. Vale consignar que solo desde 2022, 187 deportistas han declinado de regresar a la isla. Cifras oficiales emitidas por el país caribeño establecen en 800 los deportistas que no han vuelto al país en la última década.

Preocupación gubernamental

El gobierno pide cautela para analizar la coyuntura. Afirma, por ejemplo, que las hockistas Yunia Milanés, Jennifer Martínez, Yakira Guillén, Lismary González, Helec Carta y Geidy Morales y el atleta Yoao Illas aún cumplen con la normativa vigente para permanecer en Chile. “Sería prudente antes de calificar la situación. Hay que recordar que los deportistas que han participado en los Juegos tienen una visa que les permite su permanencia en Chile por 90 días. Por lo tanto, ellos están en una situación legal desde el punto de vista migratorio”, establece, por ejemplo, el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve. La autoridad precisa que el plazo puede extenderse. “Incluso esa visa permite renovarse por 90 días más. Su condición migratoria es totalmente regular”, insiste. Y luego, enfatiza: “Hay que ser prudentes antes de calificar esto como una fuga. Lo que puedo decir es que estos deportistas tienen una visa para su permanencia regular en Chile que dura 90 días”. Pese a ello, la PDI avisó en horas de la tarde que el documento vence el 12 de noviembre.

Yoao Yllas, a la derecha, junto al jamaiquino Jaheel Hyde y el brasileño Matheus Lima, en la premiación de los 400 metros vallas (Foto: Raúl Bravo/Santiago 2023 via Photosport).

En tanto, Camila Vallejo, secretaria general de gobierno, se refiere a la posibilidad de que los deportistas soliciten asilo por motivos políticos. “Hasta el momento ninguno de estos deportistas ha presentado algún tipo de requerimiento”, establece. Y luego, tal como Monsalve, se remite a la legalidad. “Los permisos otorgados a deportistas son por 90 días renovable por otros 90 días. Si hubiese algún tipo de solicitud o requerimiento en este sentido, debe ser canalizado a través de las instituciones pertinentes, en este caso, el Servicio Nacional de Migraciones”, complementa.

“Siempre existe la preocupación en estos casos, sobre todo si son deportistas que tuvieron una participación en un juego tan importante acá en nuestro país”, agregó.

El efecto más temido

La alerta está encendida, sobre todo porque el calendario internacional contempla los Juegos Olímpicos de 2024, en París. Las deserciones no solo se traducen en el drama humano, sino también en la pérdida de talento. Sin ir más lejos, Chile acogió al pesista Arley Méndez, en 2013, y al luchador grecorromano Yasmani Acosta, en 2015, y ambos, en el transcurso de los años se han transformado en cartas de triunfo para las delegaciones nacionales en los niveles más altos de exigencia, aunque en Santiago 2023 solo Acosta pudo colgarse una medalla: el bronce. El levantador había sido autorizado sobre la hora por el TAS para intervenir en el evento. El último caso emblemático es el de Santiago Ford, medallista dorado en Santiago 2023.

Las fugas son consideradas por las autoridades cubanas como “grave indisciplina”, pero a quienes incurren en ellas poco parece importarles. Ni la prisión que arriesgan ni la pérdida de derechos ciudadanos que implica. En el exterior buscan las ventajas y la estabilidad que su país no les ofrece. Económicamente, de hecho, ni siquiera hay que hacer un gran esfuerzo para advertir que las diferencias son abismales. “El incentivo se calcula en función de la categoría. Los medallistas olímpicos, que ocupan la cima de la escala, tendrán derecho a percibir un salario equivalente a 62 dólares mensuales, independiente de los bonos y premios que podrían ascender a los 3.547 dólares, en caso de conseguir la presea de oro”, explicaba, entonces, el boxeador Emmanuel Reyes Pla al medio El Español.

Veremos una merma en los resultados de Cuba en los Juegos Olímpicos, porque renovar y reponer las salidas no es fácil. Los atletas de élite no se forman en cuatro, ocho ni diez años y darles titularidad a segundas figuras no es una garantía de éxito inmediato al primer nivel”, decía, en agosto, un especialista cubano al portal Infobae. En Santiago, Cuba ocupó el quinto puesto del medallero, con 30 oros, 22 platas y 17 bronces. Se ubicó detrás de Estados Unidos, Brasil, México y Canadá. En Lima 2019 también se había situado en el quinto puesto, pero la producción había sido mucho más alta: 33 oros, 27 platas y 38 bronces.

Antes de Santiago 2023, la delegación del boxeo cubano se había visto afectada. “Nos han perjudicado mucho las deserciones. Hemos tenido muchas figuras, de mucha calidad, que se nos han ido. Eso no se puede esconder”, lamentó Rolando Acebal, jefe del cuerpo técnico cubano en el deporte de los puños. Talentos como Andy Cruz, Yoenlis Hernández y Osvel Caballero, optaron por no volver al país. Todos lucen títulos que hablan de su jerarquía.

El caso más reciente fue el que aconteció en la Copa de Oro, el principal torneo de selecciones de la Concacaf. En el torneo, que se disputó en Miami, Roberney Caballero, Neisser Sandó, Jassael Herrera y Denilson Milanés, abandonaron la concentración antes del partido frente a Guatemala. “Dentro de las normativas internacionales, en las cuales la Federación Cubana está adscrita como miembro de la FIFA, existe una convención que ha ido modificando los estatutos de la FIFA, y nos permitirá, en cuanto podamos implementar, controlar mejor a nuestros atletas en cualquier parte del mundo”, había declarado el presidente de la federación, Oliet Rodríguez.

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