Este domingo, producto de los problemas renales que le aquejaban hace un tiempo, falleció el ex juez brasileño Romualdo Arppi Filho. Su deceso provocó impacto en el fútbol sudamericano. El exárbitro fue una personalidad reconocida y controvertida entre las décadas de los 70 y los 80. Se le recuerda por sus discutibles decisiones y, también, por haber alcanzado el máximo honor para un réferi: haber dirigido la final del Mundial de México en 1986, que consagró a la Argentina de Diego Maradona frente a Alemania Federal.
En Chile, sin embargo, se le evoca en un tono distinto. No hay quien no recuerde su participación en la definición de la Copa Libertadores en 1973, en la que Colo Colo cayó frente a Independiente en tres encuentros, el formato que se utilizaba en la época para dirimir al monarca del certamen continental de clubes. En el segundo encuentro, que terminó empatado, le anuló inexplicablemente un gol a Carlos Caszely, que le pudo haber dado al Cacique su primer título continental 18 años antes del que, finalmente, pudo celebrar.
Leonardo Véliz, quien integró ese inolvidable equipo albo que dirigía Luis Álamos, no olvida la actuación de Arppi Filho. “Hace años me llegó un mensaje por Facebook donde declaraba que a él lo obligaron a que Colo Colo no fuera campeón de la Libertadores. Nadie pudo dar con una fuente y quedó en el aire. Hace poco leí que resucitaron la declaración y nadie sabe de donde salió. Nosotros siempre sospechamos”, establece el exdelantero.
El recuerdo del Pollo está fresco. “Nos sentimos perjudicados totalmente. Sabíamos que tendríamos que jugar contra Independiente y el arbitraje. Lo vivimos. Con fue Unión, lo mismo. Fue descarado lo que pasó. A Caszely le anuló un gol que nadie entendió por qué”, explica el exdelantero.
Luego, no escatima en adjetivos para definir al exjuez. “Era muy delicado, caballero, pero un carepalo. Había que tener mucho cuidado con él. El Zorro nos decía siempre que tuviéramos cuidado con los árbitros, especialmente con él. Al Loco Páez, a Herrera, a mí mismo. Y no se equivocó. Yo me sentí robado. Y creo que cualquier jugador de Colo Colo 73 te dirá lo mismo”, sostiene.
La visión referil
La visión alba tiene un contrapunto. Naturalmente, proviene del ambiente referil, donde la imagen que se guarda de Arppi Filho es diametralmente distinta. “Lo definiría como el árbitro brasileño más completo o uno de los más completos. Fuimos de la misma época. Me tocó muchas veces que fuera mi guardalíneas o al revés. En Copa Libertadores o en otros torneos internacionales. Una persona muy humilde, una gran altura humana, con actitudes muy generosas. Mi recuerdo fue haberlo visto triunfar en una final en México 86. Después, perdí el contacto. Mi recuerdo es hacia un amigo y hacia un gran árbitro sudamericano, que lo representó muy alto. No entraría a hacer otro juicio. No tengo antecedentes como para señalar alguan situación que pudiera afectar su imagen”, sostiene Gastón Castro, ex árbitro internacional chileno, quien compartió el campo de juego con el brasileño en varias oportunidades.
Castro describe un estilo que, según su visión, marcó diferencias. “Tenía muchas cosas de Carlos Robles Robles. De calmar los ánimos, de conversar, de apaciguar ánimos. Muchas veces lo logró. Yo no lo compartí nunca. A él le dio excelentes resultados. Era un árbitro de un estilo propio. Eso conllevaba a los medios a que les gustara su actitud. No procedía inmediatamente con la parte disciplinaria, daba oportunidades. El reglamento dice que no, pero él lo hacía. Tenía alguna elasticidad que le generó problemas, porque no todos los partidos tenían la misma temperatura”, recuerda.
De lo que nunca hablaron, dice Castro, es de su actuación en la final entre el Cacique y la escuadra de Avellaneda. “Nunca le toqué el tema de Colo Colo 73. A mí me interesaba que Colo Colo fuera campeón, como chileno. Lo mismo de la Selección. Nunca se le toca el tema al árbitro que le dirigió. Lo que sí uno comentaba era lo más neutral. Esto es como la política. Hasta ahí llegábamos. No podíamos deliberar. Cuando se discute con la camiseta, esto no corre. Nunca tocamos ese tema”, explica.
Eso sí, no elude el recuerdo de una época especialmente cuestionada en el fútbol sudamericano. “Lo único que puedo decir es que se hablaba mucho de dirigentes que manejaban cosas en la confederación, pero nunca se comprobó. El arbitraje siempre ha estado bajo sospecha y eso no lo hace bien al fútbol. Se equivocan los dirigentes al contratar, los jugadores al intentar convertir un gol o los arqueros al atajar y nadie lo hace de mala fe. ¿Por qué el árbitro debe hacerlo de mala fe? Si hay delitos, que paguen los culpables”, sentencia, zanjando la polémica.