En su visita al Estadio Monumental José Fierro, River Plate igualó sin goles ante Atlético Tucumán y desperdició la oportunidad de sacarle tres puntos de diferencia a Independiente de Avellaneda en su pelea por el liderato de la Zona B de la Copa de la Liga de Argentina. Sin embargo, el elenco de Buenos Aires tuvo claras opciones para llevarse la victoria.
Iban 18 minutos del primer tiempo, y el juez central del partido sancionó una falta penal de Néstor Breitenbruch sobre Nacho Fernández. La determinación de Miguel Borja para patearlo era clara. Su gran momento, siendo el máximo goleador del torneo con seis tantos, le daban la confianza para asumir la presión frente al arco tucumano. No obstante, Esequiel Barco le arrebató la pelota y enfiló con rumbo al punto blanco del área rival. Fernández quiso mediar, pero no hubo caso: lo iba a ejecutar el volante.
Tres minutos después, Barco lo erró. José Devecchi, exportero de Audax Italiano, desvió el balón con su pierna y ahogó el grito de gol del formado en Independiente. Pero a través de una revisión en el VAR, el árbitro se percató de una invasión y ordenó que se lanzara de nuevo. Desde el banco se pudo ver como Martín Demichelis conversó para que Miguel Borja asumiera la responsabilidad en el segundo intento. Nuevamente no hubo caso: Barco volvió a tomar la esférica y falló otra vez mandando el penal a la tribuna.
La cara del entrenador lo decía todo. Una de sus estrellas había desobedecido su expresa orden y su autoridad quedaba nuevamente en tela de juicio. A partir de allí, Demichelis no dio más indicaciones. Sintió el golpe a su potestad. Nadie sabía que iba a hacer con Barco. Por un lado, estaba la posibilidad de dejarlo en el partido y ver menoscaba su capacidad de dirigir o por otro estaba la chance de sustituirlo y desatar un quiebre en el vestuario. En la salida rumbo a los camarines, Borja le tocó la cabeza de modo amistoso a Barco, pero según aseguran en Argentina, en el entretiempo los ánimos se crisparon entre los referentes del plantel.
Finalmente, para el inicio del segundo tiempo, Barco abandonó la cancha por el joven Franco Mastantuono en clara señal de castigo por su desobediencia. Ya con el empate consumado, Demichelis salió al paso de los cuestionamientos. “Lo que haya que hablar puertas adentro lo haremos. Esequiel ya pidió disculpas, es un jugador muy desequilibrante. Luego del segundo penal se vio en situaciones erráticas que para él son atípicas y consideré que no estaba al 100% emocionalmente”, lanzó.
Ante las consultas de la prensa argentina por un moretón en su pómulo, el DT disipó las dudas sobre una pelea al interior del camarín y descartó que haya sido golpeado en la cara por uno de sus jugadores. “Es un hongo”, concluyó entre risas mientras abandonaba el estadio.
Con estos líos entre el estratega y sus dirigidos, River Plate deberá dar vuelta la página ante Banfield el próximo domingo para seguir asegurando el liderato de su grupo. El día 25 de febrero choca contra Boca Juniors en una nueva edición del Superclásico transandino.