Erwin Feuchtmann (30) cierra el Mundial con sentimientos encontrados: con 49 goles (63% de efectividad) se despidió de Egipto como el tercer mejor artillero del torneo, lo que lo tiene analizando ofertas de España y Francia para la próxima temporada, aunque con el sinsabor de no haber alcanzado la fase de grupos. Pero más allá de ofuscarse, intenta sacar las lecciones del evento junto al equipo para ponerlas en práctica en cinco semanas más, cuando deba enfrentar el mayor desafío de Chile en 2021: el preolímpico para Tokio.
¿Cómo fue el cierre de este Mundial? Pese a la victoria, Congo los complicó.
Hubo momentos del partido en los que nos relajamos, justo después de ir ganando por 11 puntos. Cometimos muchos errores no forzados, pero lo importante era ganar y eso sí lo hicimos. Ahora, ya pensando en el siguiente objetivo: el preolímpico.
Marco Oneto dijo que este Mundial serviría para preparar el preolímpico.
Es difícil mirarlo así, porque jugamos cada Mundial lo mejor posible y para llegar a lo más alto, cosa que no conseguimos. Eso no quita que el verdadero objetivo que tiene este equipo, o el más grande, es clasificar a los Juegos Olímpicos. Clasificar a un Mundial es genial, pero jugar unos Juegos es algo histórico y el mayor sueño de mi vida. La valoración que hago es negativa, porque no pasamos la ronda, pero por otro lado, damos vuelta la página teniendo en claro lo que debemos mejorar en las próximas cinco semanas.
¿Podrán superar el Mundial en tan poco tiempo?
Es difícil, porque las derrotas duelen. Duelen a un punto físico, literalmente no te dejan dormir. Te preguntas en la noche ‘¿por qué hice esto y no esto otro?’, pero con el tiempo he aprendido que hay que pasarlo rápido y ser muy poco sentimentalista para lidiar con esto. Veo lo que hice mal, lo asumo y trabajo para no volver a cometerlo. Es así. El análisis lo da Mateo (Garralda, el head coach).
¿La defensa es el bache chileno?
Completamente. Durante la fase de grupos fuimos uno de los equipos más goleadores del Mundial y todos destacan nuestro buen ataque, porque siempre encontramos soluciones y siempre convertimos sobre 30 goles, lo que no es normal en el balonmano. Pero la tarea en defensa claramente está pendiente.
¿La envergadura de la defensa nacional pasa la cuenta?
Sí y no. Tenemos nuestra tipología física y debemos de sacar ventaja de eso. No somos muy altos, pero somos rápidos, así que no veo el tema físico como una gran limitación. Además, esto no es nuevo: siempre hemos sido así y siempre hemos trabajado para sacar mayor ventaja con nuestra velocidad. Fallamos en la disciplina defensiva, porque contra Marruecos fuimos muy disciplinados en defensa y nos metieron apenas cinco goles en un tiempo. Eso es lo que tenemos que conseguir siempre.
¿Cómo ha crecido la selección con Mateo Garralda entrenador?
Lo más importante es que ahora tenemos la confianza de que podemos hacer cosas grandes. Ahora creemos en nosotros, sentimos que estamos para ganarle a equipos grandes y lo hemos demostrado con los puestos históricos conseguidos en mundiales y la plata de los Juegos Panamericanos de Lima. Ese es el principal cambio que generó Mateo.
Pero siguen jugando los mismos. ¿Cómo se viene el recambio?
Es difícil. Y entiendo a Mateo, porque ¿cuándo puede poner a los jugadores más jóvenes? También hay que ganar. La fórmula, creo yo, es que los jóvenes se vayan a jugar afuera, que tengan un roce de gran nivel todas las semanas para que cuando lleguen a la selección nos metan presión a los ‘guapos del equipo’, como dice Mateo. Así, cuando jueguen, van a quitarnos la titularidad. En los equipos de Mateo el que rinde juega.
¿Y en ese dicho se justifica la nominación del retirado Marco Oneto?
Quedó claro que fue un aporte en defensa. Su envergadura y su experiencia fue un aporte deportivo total. Ahora, de que está retirado, sí lo está. En la gira no entrenó mucho, porque sufre algunos dolores por las lesiones. Tampoco yo veía muy clara su participación, pero se presentó, rindió y aportó, así que estoy muy contento por él, porque es un jugador que deja la piel en la cancha y cualquier entrenador o compañero de equipo querría a alguien así.
Y fueron transmitidos en televisión. ¿Sintieron el apoyo de la audiencia?
Me dejó una sensación dulce y amarga. Dulce, porque es genial que nos hayan visto. Es increíble la cantidad de gente que ha escrito, las muestras de cariño… Increíble. Pero lo amargo es que no fue nuestro mejor mundial y eso es algo que molesta. Ojalá esto sea pie para que transmitan el preolímpico, porque al parecer el balonmano fue un producto que gustó.
Chile es el menos favorito del grupo en ese torneo. ¿Cómo lo enfrentan?
El rival más directo es Brasil, que pese a haber pasado de ronda, lo consideramos un equipo irregular y totalmente ganable; cuando los derrotamos en Lima eran mucho más difíciles que ahora. Con Corea del Sur sabemos que no será el mismo equipo al que enfrentamos aquí, pero será más de lo mismo; si estamos ordenados en defensa, duros y con buen blocaje, creo que también les podemos ganar. Noruega, claramente, está un peldaño más arriba que todos, porque es un equipo de primer orden mundial, a ellos será muy difícil ganarles.
¿El sueño a Tokio sigue intacto?
Sigue. En lo grupal, miramos videos y tenemos charlas. En lo personal, yo me voy a dormir todos los días pensando en que voy a poder estar en los Juegos Olímpicos. Es mi sueño y quiero cumplirlo.