“Es increíble, pero no se da; se terminó para mí la Selección”: el trauma en las finales con Argentina que Lio Messi busca enterrar definitivamente en Qatar
El astro de la Albiceleste buscará, este domingo, llevarse a casa la Copa del Mundo, un trofeo esquivo, pero que nuevamente ve cerca. En el pasado, su historia con las definiciones tiene más de agraz que de dulce. Claro que hace un año y medio carga con menos peso en la mochila.
Lionel Messi tiene una nueva oportunidad. La última. El astro argentino ha comandado a su selección a lo largo del Mundial de Qatar 2022, siendo el estandarte y la gran figura. El capitán. A diferencia de otras ocasiones, ya no se discute su voz de mando. Es el más veterano del plantel que quiere conseguir la tercera Copa del Mundo para el país transandino.
El historial de finales jugadas por el formado en el Barcelona es negativo. Sin embargo, hace un año y medio, su mochila lleva menos peso. Cuando venció a Brasil, en la definición de la Copa América 2021, dejó de cargar con el hecho de no ganar nada con su nación. Claro que ahora se habla de palabras mayores. Este domingo tiene una nueva oportunidad de levantar el trofeo más preciado de todos. Ese que hace ocho años se le escapó en el último partido, cuando cayó por la mínima ante Alemania en Río de Janeiro.
El camino de Messi en la selección de Argentina incluye cinco certámenes planetarios y seis Copas América. En eso, cuatro medallas de plata y una de oro. Antes de lograr la presea de campeón, hubo renuncias, momentos complejos, salidas de DT y muchas críticas, incluso, en su país.
Un joven Messi en Venezuela
Tras Alemania 2006, donde el rosarino fue suplente, llegó la Copa América 2007, disputada en Venezuela. El astro ya irrumpía como una figura en el Barcelona de Frank Rijkaard. Con la 19 en la espalda, Alfio Basile le dio la oportunidad de ser titular. En la competencia, la Albiceleste llegó hasta la final anotando muchos goles y exhibiendo un gran nivel. No obstante, allí, también, llegaría la primera frustración.
El 3-0 de Brasil en Maracaibo fue un mazazo para la Pulga, que recibía el primero de los golpes que luego se volverían comunes. Fue elegido el mejor jugador joven del certamen y estuvo en el once ideal. Pero ello no era suficiente para él, que hacia un par de años decidía jugar por Argentina, pese a la insistencias españolas por defenderlos a ellos, que estaban, dicho sea de paso, ad portas de iniciar un exitoso período.
Tras el tropiezo en el torneo continental, vendría un turbulento proceso con Diego Maradona como entrenador. En Sudáfrica 2010 llegaron hasta cuartos de final, tan solo, despidiéndose con una contundente goleada en contra, propinada por Alemania. Luego, Sergio Batista guiaría el destino transandino en la Copa América de 2011, jugada en Argentina. El fracaso —se fueron en la segunda ronda— significó una reestructuración que sería llevada a cabo por Alejandro Sabella.
Dos golpes al mentón
Con Pachorra, quien falleciera a fines del 2020, la Albiceleste realizó un gran proceso clasificatorio y, en Brasil 2014, una destacada Copa del Mundo. Con un Messi en gran nivel, sobre todo en la fase grupal, escalarían hasta la final. El otrora DT de Estudiantes de La Plata optó por un estilo pragmático, cuidando la zaga y aprovechando el talento de sus atacantes. Todo iba bien. Pero en el último cotejo, uno de los mejores jugados por parte de aquel seleccionado, cayeron por la mínima. En el alargue, vieron como el Mundial se escabullía. La imagen del 10 en frente del trofeo, pero sin poder tocarlo, fue vista en todo el planeta.
Los reproches más duros, eso sí, vendrían un año después. Ser subcampeón del mundo no es para genera una hecatombe. Pero no lograr elevarse como los mejores de la Conmebol, al parecer, lo era. En Chile 2015, Argentina se perfilaba como la escuadra mejor aspectada. El mejor futbolista del planeta, la segunda selección de la orbe y un once plagado de estrellas.
A la definición aterrizaron tras golear por 6-1 a Paraguay. La confianza reinaba del otro lado de la cordillera. Pero vino otro porrazo. En Santiago, la Roja jugó mejor y en la tanda de penales se impuso. Messi se quedó pasmado en la mitad de la cancha. Cabizbajo. En un año, se colgaba la medalla de plata en dos ocasiones. Para la historia queda que rechazó el premio al mejor futbolista de la competencia, que quedaría vacante en esa oportunidad.
“Se terminó para mí”
Once meses después, vino un golpe que parecía definitivo. En Estados Unidos, Argentina arrasaba con todos sus rivales. A Chile le ganó sin mayores contratiempos en el debut; le hizo cinco goles a Panamá, tres a Bolivia, cuatro a Venezuela y Estados Unidos. 18 tantos a favor en cinco encuentros, solo dos en contra. Messi, por su parte, aportó con cinco dianas y cuatro asistencias. Un torneo extraordinario.
Pero los dirigidos por Gerardo Martino sufrieron, de nuevo, en la final. Otra vez ante la Roja. Ya no de Sampaoli, esta vez la de Juan Antonio Pizzi. Tras caer, nuevamente en la tanda de penales, se vio a Lionel Messi más abatido que nunca. Primero, llorando en el banco de suplentes. Luego fue el último en abandonar el vestuario. Aún en caliente, pero menos afectado que tras el lanzamiento de Francisco Silva, que le dio el bicampeonato a Chile, anunciaba su retiro de la selección argentina.
“Ya está, lo intenté mucho, es increíble pero no se da. Se terminó para mí la selección. Me duele no ser campeón con Argentina. Ya lo intenté mucho. Me duele más que a ninguno, pero es así. No se dio y lamentablemente me voy sin poder conseguirlo”, aseveraba.
“Son cuatro finales las que me toca perder, tres seguidas. La verdad que es una mala racha que se me da, pero ya está, es mi decisión”, complementaba el astro. Su adiós no fue definitivo y a los pocos meses retornó. Pero eran palabras que reflejaban el dolor de quien no conseguía lo que anhelaba.
Revancha en Brasil y la última oportunidad en Qatar
La salida de Gerardo Martino, el arribo de Edgardo Bauzá y luego de Jorge Sampaoli, el fracaso en Qatar y el arranque en interinato de Lionel Scaloni mostraban un dejo de desesperación en la AFA. Las finales perdidas significaron un terremoto. A los futbolistas que no pudieron ganar se les llegó a denominar “generación del fracaso”, como también se acusó a Messi de transformar a la selección en su “grupo de amigos”.
Calificativos que venían desde muchos lugares. Conforme avanzaba el tiempo y el astro iba sumando años, se iba tornando más compleja la idea de conseguir un trofeo. Sin embargo, contra todo pronostico, la casa se fue ordenando con Scaloni. El DT, que llegó casi de rebote al seleccionado, comenzó una reestructuración que incluía un grupo de futbolistas jóvenes y a Messi como estandarte.
En la Copa América de 2019 fue bronce. En la de 2021, creada para igualar el calendario con el de la UEFA, llegó el oro. El del PSG, por fin, ahora con otro grupo de jugadores acompañándolo, lograba levantar el trofeo continental. Una carga menos en una mochila que año tras año se volvía más pesada. Eso por eso que a Qatar llegó como uno de los grandes favoritos. Sin el torneo de Brasil, no se explica la posición actual de la Albiceleste.
Más allá del tropiezo frente a Arabia Saudita, Messi ha cumplido en Medio Oriente. Suma cinco conquistas. Se transformó en el goleador histórico de Argentina en los Mundiales. Logró anotar en fases decisivas, algo que no había sucedido en los torneos pasados. Llega a su segunda final, igualando las jugadas, por ejemplo, por Diego Maradona. Ya ha dicho que es su última cita planetaria. De momento, las finales siguen teniendo más agraz que dulce. Este domingo, Messi puede escribir su último capítulo.
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