El orgullo y el himno holandés estaban en lo alto del podio del circuito Hermanos Rodríguez, ayer, tras la disputa del Gran Premio de México de Fórmula Uno. Pero las celebraciones estaban en el sitio de Mercedes, lejos de ahí, donde Lewis Hamilton celebraba el título del año. Había sido noveno en la carrera, lejísimos de Max Verstappen, pero el inglés era el más feliz.
Llegaba tranquilo Hamilton a México. Las cuentas decían que tenía que terminar delante de Sebastian Vettel o que el alemán no fuera primero ni segundo para abrochar el título. Se asustó, claro, cuando vio el sábado que el germano ganaba la pole, pero la incertidumbre le duró poco ayer, tras apagarse los semáforos.
La partida fue una especie de caos que aunque a primera vista parecía desfavorable al británico, fue la clave en la consolidación del título 2017.
Vettel era el poleman, pero a los pocos metros se metió Max Verstappen a quitarle la punta. En la lucha, se toparon el holandés y el alemán. También el de Ferrari chocó con Hamilton, que venía desde atrás. En resumen, el alemán tuvo que irse a pits para reemplazar la punta del auto, muy dañada en los incidentes.
También entró a la zona de repostajes el inglés, para cambiar la rueda trasera derecha, que se reventó al toparse con el alemán.
"No sé qué pasó en la curva tres, le di mucho espacio a Sebastian. Hice todo lo que pude y tuve que remontar. No fue la carrera que yo quería", comentó Hamilton, dando su versión. Vettel dijo poco al respecto: "No hay que hablar de lo que pasó en la curva ni de la carrera. Hay que hablar de Lewis, que ha hecho un súper trabajo. Lo felicito por haber ganado el título".
Curiosa imagen. Los dos aspirantes a ser campeones de 2017 marchaban en las dos últimas posiciones de la carrera tras volver a la pista. Les contaron que se iba a investigar la partida, pero los giros pasaron y no hubo resolución.
Pero no terminarían así. Vettel comenzaría su plan de remontar aprovechando su mejor auto. Si llegaba a ser segundo, podía retrasar las celebraciones de Hamilton, que marchaba último.
Y el germano empezó a subir. No sin problemas. Perfectamente podría haberse ido fuera de pista en la lucha con Felipe Massa (Williams) cuando ya peleaba el décimo lugar.
Vettel ya estaba en los puntos en el giro 25 y enfrentaba el último tercio de carrera quinto, con Esteban Ocon (Force India) y su compañero Kimi Raikkonen, delante.
Pasar al francés le significaba al alemán quedar detrás del finlandés. Una simple orden de equipo dejaría a Vettel a una sola posición del objetivo mayor. Pero nunca se dio.
El germano pasó a Ocon, pero la distancia con el segundo (pensando que Raikkonen no era rival), Valtteri Bottas, era demasiada. Además, este último, piloto de Mercedes, habría dado más lucha que todos los anteriores a Vettel.
Encima, Hamilton también subía. Logró ponerse décimo (un punto) y se propuso quedar noveno, para obligar al alemán a ganar para matar su ilusión de corona.
Delante estaba Fernando Alonso (McLaren). El español le puso delante a Hamilton su auto y su historia como ex campeón del mundo y casi se van afuera también en esa lucha. El inglés no lo necesitaba, pero tal vez quería demostrar a los 130 mil espectadores en el DF algo de su buen manejo y no que el título le llegara de regalo. A dos giros del final, pasó al hispano.
Arriba, Vettel se quedaba cuarto. La orden de equipo (que Raikkonen entrara a pits) nunca llegó, porque sólo hubiera logrado que el alemán se hubiera tenido que subir al podio en medio de la amargura. Mejor irse pronto y no saber de las celebraciones de Verstappen ni Hamilton.
Con el título, Hamilton se desmarca de Jackie Stewart como el mejor británico de la F1 y queda tercero en la historia, con cuatro coronas junto a Vettel y Alain Prost, aún a tres de Michael Schumacher. "No sé si esté en esto tanto tiempo como para alcanzarlo", declaraba Hamilton en una entrevista previa a México.