La carrera de Marcelo Ríos está repleta de puntos espectaculares y jugadas mágicas. Fue uno de sus sellos durante los años 90, transformándolo inevitablemente en uno de los tenistas más talentosos que han pasado por el circuito profesional. Hasta el mismo Roger Federer lo ha dicho.
Precisión tremenda con el derecho, capacidad de abrir ángulos en cualquier momento y dueño de una mano bendecida, el “Chino” fue siendo cada vez más efectivo con su tenis de espectáculo, una mezcla que muchos no pueden llevar.
Y nunca cambió su sello. Prueba de eso es el punto que consigue ante el francés Fabrice Santoro en el Masters Series (hoy Masters 1000) de Stuttgart. Tres años después de tocar el cielo como número uno del mundo, el chileno mostró su mejor tenis en la ronda de los 64 mejores del torneo alemán.
El punto se dio en el quinto juego del primer set. El chileno saca al revés de su rival, quien le responde un tiro flojo que lo hace subir a la malla. Desde ahí logra responder un nuevo golpe de su rival con un toque preciso, que provoca un efecto extraño en la pelota al pasar la malla. El público obviamente se volvió loco y Ríos no dejó pasar la chance para evidenciar su gran gesto.
“¿Ese fue uno de los mejores golpes que has visto en tu carrera?”, le preguntó Ríos al juez de silla tras el cambio de lado, en un registro que ha ganado valor histórico con el paso del tiempo. El “Zurdo de Vitacura” terminó ganando el duelo por 4-6, 6-1 y 6-2, en lo que fue el penúltimo enfrentamiento entre ambos tenistas.
En 2016 y mucho después de aquel encuentro, Santoro recordó a Ríos en una entrevista con el medio galo L’Equipe. “Tenía un muy mal carácter, pero me encantaba verlo jugar. La primera vez que jugó Roland Garros, en 1994, perdió en tres apretados sets contra (Pete) Sampras, que era número 1 del mundo, y me dijo que pensaba que un número 1 jugaría mejor que lo que lo hizo, y que no quedó para nada impresionado”, confesó.