Con cuatro títulos individuales en los 100 metros planos, Shelly-Ann Fraser-Pryce no tiene nada que envidiarle al plusmarquista Usain Bolt.
Para una niña que comenzó a correr descalza, lograr seis títulos mundiales no está mal. Ni haberse adjudicado en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, con 21 años, el hectómetro con un tiempo de 10"78.
Shelly-Ann Fraser es hija de una madre soltera y fue criada en un peligroso suburbio de Kingston, la capital. Incluso alguna vez contó que un familiar perdió la vida en manos de criminales de bandas que dominaban el lugar en un intercambio de disparos.
Ante esto, acompañaba desde sus primeros recuerdos a su madre al trabajo como vendedora ambulante. A esa labor también asistía descalza: no alcanzaba para costear zapatos. Y fue así mismo, sin calzado, como a los 10 años comenzó a correr.
Aunque pueda parecer que Usain Bolt se lleva todas las luces, en Jamaica, Fraser-Pryce (su nombre de casada) es parte de la misma categoría dorada. Eso sí, a diferencia del Rayo, la menuda atleta no ha tenido la oportunidad de quebrar un récord del mundo individual. La plusmarca del hectómetro de 10"49, de Florence Griffith-Joyner, asoma como casi imposible de borrar.
No obstante sí se adjudica el reconocimiento como la velocista con más títulos mundiales en los 100 metros, ya sea masculino o femenino, incluso a pesar de haberse ausentado en una edición.
Después de haber tenido un paso discreto por lesiones por los Juegos Olímpicos de Río, la campeona mundial se tomó un tiempo para dedicarse a la maternidad. Por lo que mientras el 8 de agosto de 2017 el mundo alentaba a Bolt en su último mundial antes del retiro, Shelly-Ann daba a luz a su primer hijo, Zyon.
"Mama Cohete"
Tras dos años que dedicó a su familia y a la recuperación de su forma física, la ahora "Mamá Cohete" se las arregló para volver este año al éxito. Y es por eso que ayer lo primero que hizo fue ir en búsqueda de su hijo.
"Zyon y mi marido han sido mi fortaleza, ellos creyeron en mí cuando nadie más pensó que podía volver", fueron las palabras que la campeona usó para explica la presencia de su hijo en el Khalifa Stadium, escenario de la velocidad en los Mundiales de Doha.
A pesar de sus 32 años, la mejor velocista de la actualidad descarta el retiro e incluso acepta que tiene a Tokio 2020 en la mira. Y sin Bolt en el camino, ahora es su momento de brillar.