Estados Unidos repite lo logrado en Sudáfrica 2010 y Brasil 2014 al conseguir su clasificación a los octavos de final del Mundial. Fue gracias a un 1-0 trabajado ante Irán que los deja en la segunda posición del Grupo B por detrás de Inglaterra. Un hito que valida a un equipo plagado de jóvenes y que deberá ejercer de locales en 2026. Por ahora no piensan en eso, ya que siguen con vida en Qatar.
Y el desarrollo del juego se encontró con dos propuestas totalmente distintas. Por un lado, estaba Estados Unidos, que con un juego vertical y ágil buscaba transiciones rápidas para generar ataques. Por el otro, un paciente Irán que intentaba dormir el juego, casi sin apuro por conseguir la clasificación.
Aquellas diferencias obviamente llevaron a que el juego tuviese un protagonista en la cancha. Los norteamericanos generaron más acciones de peligro, realizaron más pases, tuvieron más córner y acumularon más posesión de balón, llevándose gran parte de las miradas de un juego que en la previa hizo mucho más ruido de lo que se podría pensar.
La polémica comenzó el 25 de noviembre, cuando Jurgen Klinsmann, ex entrenado de los norteamericanos, criticó abiertamente al actual estratega de Irán, el portugués Calos Queiroz, por sus últimos fracasos con Colombia y Egipto. El cruce de declaraciones fue potente y generó un ambiente de tensión, que sin dudas se incrementó con el error de Estados Unidos con la bandera de la república islámica en una gráfica, que incluso llevó a que la federación iraní exigiera la eliminación de los estadounidenses del Mundial. Todo aquello provocó que el partido tuviera muchos focos encima y que su importancia fuese aún más allá (como si fuese poco) que la clasificación a los octavos de final del Mundial.
Por eso el gol de Christian Pulisic se celebró con por los jugadores y fanáticos. Fue al minuto 38 y tras una jugada con el ADN de este joven equipo norteamericano. Una transición rápida que terminó con un pase largo hacía la cabeza de Sergiño Dest, quien desde el extremo del área metió un cabezazo al punto penal que conectó el extremo del Chelsea.
Fue el tanto que marcó la diferencia y que determinó la lógica del segundo tiempo. Un Estados Unidos más reservado, que jugó con el resultado y se dedicó a defender y mandar balonazos largos a sus extremos, pero que ya no tenía el protagonismo ofensivo de los primeros 45.
De hecho, ya en los minutos finales pasó sustos ante un Irán que sabiendo que necesitaba un solo gol para clasificar a octavos de final se lanzó de forma desesperada al arco protegido por Matt Turner. Pese al desorganizado asedio, los norteamericanos lograron mantener el cero y asegurar su paso a la ronda de los 16 mejores. La última vez había sido en Brasil 2014, por lo que es la primera gran historia de una generación que aún vive sus primeros pasos. Jugadores como Pulisic (24 años), Dest (22), Weah (22), Mckennie (24) y Adams (23) prometen un futuro interesante para una selección que en Medio Oriente buscará replicar y mejorar su resultado histórico: cuartos de final en Corea y Japón.
Para aquello deberán superar a Países Bajos en octavos de final, en un duelo que se llevará a cabo el sábado tres de diciembre en el Estadio Internacional Jalifa.