El top 100 de Nicolás Jarry lo pone en la galería de los grandes tenistas chilenos de todos los tiempos. Una lista que es encabezada por Marcelo Ríos, quien en 1998 se convirtió en el único nacional en llegar a la máxima posición del ranking.

Y si bien el nieto de Jaime Fillol, ex número 14 del mundo, está lejos de alcanzar lo que conquistó Ríos, sí le da algo que la actividad había perdido hace muchos años. De hecho, el 11 de septiembre de 2011 fue la última vez que un criollo estuvo en esa élite. Se trata de Paul Capdeville, quien en su mejor momento llegó a ubicarse en el puesto 76 de la clasificación planetaria.

En ese lapso, el tenis chileno se sumió en una de las peores crisis que se recuerde, al punto de llegar a ser intervenido por el Estado, a fines del año pasado, para garantizar un mínimo de financiamiento. También en ese período Chile cayó a la Zona Americana II de la Copa Davis, algo de lo que recién se pudo recuperar en 2016, cuando el joven equipo capitaneado por Nicolás Massú y Marcelo Ríos alcanzó el repechaje del Grupo Mundial ante Canadá, con Jarry en la cancha.

Sin embargo, lo hecho por el espigado tenista, de 1,98 metros de estatura, entrega una luz de esperanza sobre el futuro deportivo de la actividad en el país. Esto porque estar en el grupo de los 100 mejores del mundo significa garantizarse el acceso a casi todos los torneos ATP 250, a la mayoría de los ATP 500 y al cuadro principal de los grand slams, lo que además le supone la posibilidad de obtener mayor cantidad de puntos en menos partidos disputados.

Así, por ejemplo, con tres victorias en un ATP 250 ya consigue lo mismo que ganando un título de challenger, mientras que en un 500 se alcanza esa misma cifra con dos triunfos.

En el caso de Jarry, el ganar en Santiago le significará prácticamente asegurar un lugar en el Abierto de Australia al cierre de lista. De hecho, en la edición de este año el major oceánico cortó en el lugar 105, que ocupaba el estadounidense Jared Donaldson.

Por otra parte, si así lo deseara, el pupilo de Martín Rodríguez podría ingresar directamente al cuadro principal del ATP 250 de Pune, India, en la primera semana del próximo año, lo que le permitiría llegar con mayor rodaje a Australia.

En el Challenger de Río de Janeiro, donde aparece como tercer cabeza de serie, tendrá una buena opción de conseguir un colchón de puntos para el próximo mes, cuando se le resten las 51 unidades de los tres Futuros que ganó en Chile a fines de la temporada pasada, en un momento en el que se encontraba en la posición 404º. De lo contrario, saldría rápidamente del exclusivo grupo de los 100 mejores del mundo. Aunque, ese descuento de unidades no alcanza a ser contabilizado para el cierre del Abierto de Australia.

En tanto, otro objetivo para 2018 será la Copa Davis. En la primera ronda, Chile enfrentará a Ecuador, con Jarry como su jugador más peligroso, lo que en la previa inclinaría la balanza a favor de la escuadra nacional. Y también, de mantener este nivel, sería un espaldarazo importante de cara a una eventual llave de visita ante Argentina, por el paso al repechaje del Grupo Mundial. Por eso, el logro de Jarry, con apenas 22 años, abre un escenario de ilusión.