Jorge Sampaoli está ad portas de afrontar su segundo Mundial consecutivo, aunque Rusia 2018 será distinto a lo que ocurrió en Brasil 2014 con Chile, por una simple y poderosa razón: ahora comanda a su país.
Hace exactamente un año y un día, el casildense era presentado como el flamante seleccionador argentino, cumpliendo el sueño de su vida, según sus propias declaraciones. 366 días en el cargo tiene el DT campeón de América en 2015, un fierro caliente para cualquiera, por la presión de jugar bien y ganar algo para quien represente a la Albiceleste. Cumplió el objetivo por el cual fue convocado, llegar a la Copa del Mundo, pero las críticas no se esfuman por completo.
Jueves 1 de junio de 2017, el día del capítulo final de una teleserie larguísima. El presidente de la AFA, Claudio Chiqui Tapia, presentó oficialmente a Sampaoli, quien tuvo que desligarse del Sevilla para concretar su gran anhelo. Escudado por su equipo más estrecho (Sebastián Beccacece y Jorge Desio), firmó por cinco años, pensando también en Qatar 2022. En su primera alocución en el cargo, apeló al nacionalismo: "La camiseta nos obliga a un protagonismo desmedido. Cuando pensamos en este proyecto pensamos en la historia, en construir un equipo. Siempre luchamos por el protagonismo con la responsabilidad de defender los colores de tu país".
Fue el tercer entrenador para Argentina durante el revuelto proceso hacia Rusia (Martino y Bauza lo antecedieron) y cumplió con el cometido, pero con una complejidad estresante, pese a tener un plantel de estrellas. Una descollante actuación de Lionel Messi en Quito le dio el pasaje al Mundial a los transandinos, en el cierre de las Eliminatorias. Entraron terceros, a 13 puntos de Brasil, el líder. De las siete victorias argentinas en las clasificatorias, una fue con Sampaoli, la más relevante en definitiva.
Estadísticamente sus números son positivos. De 11 partidos dirigidos, tiene seis triunfos, tres empates y dos derrotas, lo que arroja un 63,6% de rendimiento. El máximo goleador en el proceso del casildense es Messi, con seis tantos en siete cotejos. No obstante, esto poco importa dentro de la evaluación, porque ha sido blanco predilecto de las críticas, ya sea de los hinchas como de la ácida prensa local.
En el año que lleva en el cargo, una de sus etapas más complejas fue en las Eliminatorias, sobre todo luego de tener tres empates seguidos, dos de local (ante Venezuela y Perú). Ni siquiera cambiarse a La Bombonera sirvió para poder imponerse sobre los incaicos. Su primer triunfo en casa fue el pasado martes, ante Haití. Las derrotas de su proceso fueron este año: 4-2 con Nigeria, rival en el Mundial, y el sonrojante y humillante 6-1 ante España, una paliza que alimentó las interrogantes de cara al gran objetivo. El cachetazo fue duro.
¿Cómo jugará Argentina? En la era Sampaoli se ha transitado por diversos dibujos. Ante Brasil, en Melbourne, en su debut (9 de junio de 2017), alineó un 3-4-2-1. En el último partido, ante los haitianos, jugó con un 4-2-3-1. Eso sí, al entregar la nómina mundialista declaró que el esquema pretendido era el 2-3-3-2. De cara al debut ante Islandia, las preguntas a responder son varias: ¿Caballero o Armani será el arquero? ¿Higuaín o Agüero será el 9? ¿Mascherano será estelar? El último jueves, la delegación argentina aterrizó en Cataluña y trabaja en la ciudad deportiva del Barcelona, la casa de Messi.