Estudiante de medicina e hijo de ex futbolista: la historia de Iván Carrasco, el karateca que busca dar el gran salto a nivel mundial
El luchador de 19 años es una de las jóvenes promesas del deporte nacional y reconoce que aún intenta adaptarse a la exigencia que requiere su formación en medicina y como deportista.
Iván Carrasco (19) es una de las grandes promesas del karate nacional. Tras iniciar en el deporte en la etapa escolar, poco a poco fue adquiriendo el gusto por la disciplina pasando rápidamente a ser seleccionado nacional. Representando al país ha logrado importantes títulos a nivel Sudamericano y Panamericano, destacando la medalla de oro en el Sudamericano de Bolivia 2019 y los bronces en el Panamericano de Guayaquil 2019 y en el Mundial de Santiago 2019.
Además ya ha representado a Chile en la categoría adulta en el Sudamericano de Brasil a principios de año. De esta forma, el karateca se da un tiempo entre los entrenamientos y sus estudios de medicina para hablar con El Deportivo.
¿Cómo fue su inicio en el karate?
Todo partió en un taller de mi colegio a los seis años. Me metí para probar un deporte nuevo. Resulta que llevaba unas semanas y el entrenador del taller dijo que tenía condiciones para subir a la rama de karate del colegio, que era un nivel más avanzado, Y ahí comencé a entrenar desde muy chico. Fui entrenando con los adultos, aunque tuve algunos problemas en algunas competencias.
¿Cuáles fueron esos problemas?
En los primeros años, antes de competir, vomitaba por los nervios. Entonces ya lo importante para mí y mi familia no era el resultado, sino que pudiera competir tranquilo. Ese tema lo trabajamos y lo fuimos superando.
¿Cómo llega a la selección nacional?
Ya con 12 o 13 años comienza el proceso selectivo y fue bravo. Ahí tienes que competir en los campeonatos regionales, después el campeonato nacional y así poder quedar en la selección nacional. El primer año quedé fuera. En el segundo año ya fui seleccionado nacional con 13 años y obtuve medalla de plata en mi primer Sudamericano. Después pude viajar al Panamericano y de ahí que estamos con diferentes viajes, con diferentes competencias y logros también.
Su papá era futbolista, ¿intentó llevarlo por el camino de ese deporte?
Mi papá era futbolista amateur y jugaba en su club de barrio de toda la vida. Antes del tema del karate tratamos de probar el fútbol, pero la verdad es que no me gustó mucho el ambiente y dije no. Busquemos otro deporte mejor. Y él al día de hoy no se arrepiente de haber tomado esa decisión de hacerme probar otro deporte, porque he hecho buena pega parece.
Cuando ya se enfocó en el karate, ¿qué fue lo que le gustó?
Me llamó mucho la atención la disciplina como tal que implican las artes marciales. Me llamó la atención el carácter que tiene ese deporte y también la competitividad.
¿Cómo fue el paso del deporte más bien formativo al profesional, ya representando a Chile?
A los 12, 13 años comienza el proceso a nivel ya nacional e Internacional. Recuerdo que en mi primer Sudamericano estaba muy ansioso por lo mismo, por que ya estás consciente de que estás representando a Chile y tienes el peso de mucha gente a tu espalda. Ya cuando vas sumando triunfos internacionales es más presión. Ahí tienes que hacerla funcionar como un motivante para competir mejor.
¿Cómo maneja el lado psicológico en la preparación para las competencias?
Después de la medalla de bronce mundial (Santiago, 2019), se me vino un despertar de emociones y sensaciones y ahí la presión era muy grande. Recuerdo que después de ese campeonato mundial, en los torneos nacionales había mucha gente que te decía cosas antes de pelear o que te iban a estar viendo y había muchas expectativas puestas sobre mí. De mi rendimiento, del resultado... Entonces fue después de ese campeonato que tuve que empezar a trabajar con mi psicólogo deportivo Víctor Cepeda y él me ha ayudado demasiado a enfrentar esas sensaciones, para buscar mi mejor lado competitivo y deportivo.
Creo que el día de hoy es fundamental, después de que comienzas a tener ciertos logros y a dedicarte más profesionalmente en un deporte, es comenzar a trabajar con un psicólogo deportivo que al final es un pilar también.
En el trabajo físico, ¿qué se busca potenciar en un karateca?
Lo que se busca más es la explosividad y la velocidad. Es un deporte que a nivel competitivo lo que se busca, en palabras muy simples, es tocar primero que el otro. Entonces se trabaja sobre todo en las categorías más livianas de peso mucha explosividad y velocidad a través de la preparación física y ejercicios de karate que buscan eso. Ya en las más pesada se buscan trabajos más de fuerza ya que se permiten más contactos. Pero es un conjunto de factores que tienes que trabajar para ser un deportista completo.
En este momento está en la universidad, ¿cómo se compatibilizan los estudios de medicina y los entrenamientos?
Este ya es el segundo año en el que estoy intentando compatibilizar ambas cosas. De mi parte me gusta hacer las cosas entregándome completamente, pero lamentablemente las dos partes te exigen estar al cien por ciento. Sobre todo en medicina te piden estar las 24 horas del día estudiando, en hospitales o en campos clínicos. Por el lado del deporte, te exigen entrenar karate en la mañana, preparación física en la tarde. Todo el ámbito psicológico para las competencias.
Entonces el apoyo no ha sido al cien por ciento en los dos lados, porque por el tema universitario he tenido problemas con los permisos para los viajes para las competencias. Y del lado deportivo me piden dedicarme cien por ciento al deporte. Entonces estamos ahí tratando de adaptarnos, hacer bien las dos cosas y de momento vamos paso a paso.
Hace poco se unió como embajador de la alianza Deportista Vecino con la Municipalidad de Maipú, ¿de qué trata?
Estoy muy contento porque este mes me anunciaron como el nuevo integrante del programa Deportista Vecino de McDonald’s, que entrega apoyo a promesas del deporte que necesitan impulso para alcanzar grandes metas. Somos tres los deportistas de esta iniciativa; y en total somos 12 exponentes los que recibimos apoyo de los distintos programas deportivos de la empresa. En mi caso es un apoyo mensual y me ayuda para seguir proyectándome como deportista y como estudiante, además de como persona.
¿Cuáles son sus próximas metas?
Mi objetivo más cercano es el Campeonato Panamericano juvenil que va a ser en Chile en agosto. Uno sueña con la posibilidad de participar en un campeonato olímpico o mundial, pero ahora estoy enfocado en lo que realmente puedo obtener resultados y rendir a un cien por ciento.
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