Álvaro Reyes es traumatólogo. Y antes de obtener la especialidad médica, ya había estado en un camarín de fútbol profesional. Ha conocido a miles de jugadores, desde aquellos que han sido estrellas internacionales hasta quienes han tenido que dedicarse a otra cosa por carecer de talento o fortuna.
Reyes también ha pasado por muchos clubes, aunque Colo Colo es, virtualmente, su segundo hogar: durante 40 años ha estado vinculado al Cacique. Tan importante es, que le rindieron un homenaje en marzo último. Desde esa fecha, el centro médico del Monumental lleva su nombre. Hasta recibió saludos por videoconferencia de Arturo Vidal, desde Europa.
Desde hace un par de decenios pasó del plantel profesional a las series menores, donde orienta las terapias de los futuros astros de los albos. Y seguirá haciéndolo mientras el cuerpo y la cabeza se lo permitan, dice. En su juventud, curiosamente, fue jugador de rugby de la UC y de Stade Français, pero la vida y sus muchas amistades lo llevaron a cambiar la ovalada por la esférica.
Estuvo también en la selección nacional, pero sus inquietudes políticas lo sacaron de la Roja en la década de los 70. No en vano, en 1954, cuando aún era estudiante, comenzó a militar en el Partido Comunista, luego de haber viajado como parte de un coro universitario a un festival en Europa del Este.
También pasó por la cárcel y fue víctima de los centros de tortura durante la Dictadura, pero no cambió sus ideas ni su amor por el deporte, aquel que lo acompañará siempre, como eterno campeón.