Sudamérica llora, Europa ríe. Un análisis breve, muy simple, pero claro. Los únicos sobrevivientes de este lado del mundo en Rusia eran Uruguay y Brasil, que arribaron a los cuartos de final con un destacado rendimiento. Sin embargo, ayer todo cambió. Quedaron eliminados y, de paso, le entregaron en bandeja a la UEFA el título de la Copa del Mundo 2018.
Todas las expectativas de los representantes de la Conmebol (que tuvo cinco participantes en el Mundial, por 14 europeos) se fueron al suelo, sobre todo luego de la caída del Scratch, que llegó al certamen cargado de ilusión y presión, porque era el candidato de la mayoría. Los Diablos Rojos de Bélgica hicieron gala de su apodo y cometieron una diablura mayúscula: sacar al favorito en cuartos. Otro ejemplo más del Mundial más raro de los últimos tiempos, ese que ha destruido miles de apuestas.
El plantel de Tite tenía la misión de acabar una seguidilla de decepciones que ha tenido el cuadro verde y amarillo en los últimos Mundiales. No sucedió. De las últimas cuatro ediciones, en tres se fueron en cuartos y en la restante, en 2014, recibieron la mayor humillación de su historia: el 7-1 de Alemania, en semifinales.
La participación de los cinco elencos de la Conmebol fue volátil. Perú fue el único en despedirse de la fase de grupos; Argentina y Colombia dejaron Rusia en octavos; y en cuartos fue el turno de la Celeste y el Scratch. El factor Francia fue determinante para el poco éxito de los sudamericanos: venció a la Blanquirroja en la zona de grupos y luego eliminó consecutivamente a transandinos y charrúas. Si Brasil avanzaba, eran rivales de Les Bleus, uno de los más sólidos del certamen.
Revisando las 18 Copas del Mundo que tuvieron una fase de semifinales, Rusia 2018 es la quinta en la cual los europeos acaparan los cuatro lugares y Sudamérica no tiene a ninguno. La última había sido Alemania 2006, que tuvo entre los cuatro primeros al anfitrión, Italia, Francia y Portugal. La Azzurra terminó siendo el monarca en el Olímpico de Berlín. También se dio en España 1982, cuyos semifinalistas fueron Polonia, Italia, Alemania Federal y Francia. En Inglaterra 1966 sucedió el mismo fenómeno, con los siguientes elencos entre los cuatro mejores: Alemania Federal, Unión Soviética, Portugal y el anfitrión, que sería el campeón. La primera vez que un Mundial tuvo cuatro europeos en semis fue en 1934, con Italia, Austria, Checoslovaquia y Alemania.
En todas las ediciones restantes hubo a lo menos un sudamericano. Se trata de la pugna por antonomasia en el certamen mayor de selecciones. Que otras confederaciones y/o subcontinentes se cuelen es curioso. Ha sucedido apenas dos veces: Corea del Sur en 2002 y Estados Unidos en 1930.
Suena obvio mencionarlo, pero Europa tendrá nuevamente al campeón del mundo. Francia, Bélgica, Rusia, Croacia, Suecia o Inglaterra; una de esas selecciones levantará el trofeo más preciado el domingo 15 de julio en el Luzhniki Stadium de Moscú. Por cuarta vez consecutiva, la UEFA tendrá al monarca. La Italia de Marcello Lippi ganó el Mundial de Alemania 2006, la España de Vicente del Bosque se impuso en Sudáfrica 2010 y la Alemania de Joachim Löw celebró en Brasil 2014. La última copa para Sudamérica fue en Corea-Japón 2002, con el Brasil de Luiz Felipe Scolari. Pensando en Qatar 2022, los representantes de nuestro continente llegarán con 20 años de sequía.
Lo otro que deja el panorama actual del Mundial es que habrá una final inédita. Por como quedaron conformadas las llaves, la única final que podía repetirse era Brasil-Suecia, de 1958. De las seis selecciones que siguen en competencia, tres nunca disputaron un partido definitorio: Rusia, Croacia y Bélgica.
En Kazán, el lugar donde cayeron por primera vez los colosos (Alemania, Argentina y Brasil; nunca faltaron los tres a la vez de semifinales), se cerró la historia de América. Ahora vamos a ver la Eurocopa del Mundo.