Everton se niega a bajarse de la pelea. Los ruleteros vencieron a la Universidad de Concepción y sumaron 20 puntos, para seguir al acecho de Unión Española, todavía con algo que decir en la recta final del Transición.

Fue un partido, en general, trabado. De poco brillo y escasas jugadas de peligro. De mucho ímpetu, sí. De buenas intenciones, pero no mucho más.

La obligación corría por cuenta de los dueños de casa. Los tres puntos eran imperiosos para los viñamarinos en su afán de seguir en carrera por el título. Y pese a que la primera media hora del partido les fue enteramente favorable, con una Universidad de Concepción contenida esperando cerca de su arco, a medida que transcurría el tiempo el nivel decaía y las opciones se diluían.

Así, el primer lapso dejó apenas una ocasión desperdiciada por Cristian Suárez, por una lado, y un manotazo de Lobos y un rebote que se estrelló en el palo, por el otro. Soporífero.

En el complemento los de la Octava Región equipararon las acciones y el partido ganó en emociones. Otra vez con Hugo Droguett como hombre más destacado, los sureños comenzaron a jugar con mayores libertades y menos complejos. Eso, pese a estar con un hombre menos a raíz de la equivocada expulsión de Gustavo Mencia, que vio la roja por una supuesta infracción como último hombre contra Patricio Rubio, jugada en la que el atacante de la Quinta Región simuló de manera evidente e indujo al error a Felipe González.

El dominio parcial del Campanil, sin embargo, no logró traducirse en el guarismo y, conforme se acercaba el final del partido, sintieron el rigor de la desventaja numérica, lo que los llevó de nuevo a retroceder.

Everton entendió el mensaje y, con el empuje de aquel que se niega a renunciar al sueño de pelear el título, se fue al frente a cambiar su suerte. Y lo logró. Ochoa marcó de penal la apertura de la cuenta (76') después de una discutida sanción de una falta sobre la línea del área grande que, aunque al límite, fue acertada por parte del equipo arbitral.

Hasta ahí todo era sonrisas en Sausalito. Pero en los minutos finales el equipo anfitrión fue incapaz de sostener la ventaja y otra vez sucumbió al buen juego asociado de los penquistas que, heridos en su orgullo, tuvieron el coraje para ir a buscar el empate.

No extrañó, entonces, que en los minutos finales generaran más ocasiones de peligro que en todo el partido. Menos sorpresivo fue el empate de Ronald de la Fuente (87'), después de dos intervenciones notables de Lobos, que en la tercera ya no pudo salvar la desorganización defensiva de los suyos.

Fue entonces cuando nuevamente apareció el pundonor viñamarino. Y las falencias de la Universidad de Concepción, por cierto, que permitieron el último empuje local sobre el cierre del encuentro.

Con un certero remate de cabeza desde la entrada del área chica, finalmente Patricio Rubio marcó el segundo para Everton y ganó el partido. De paso le da vida a su equipo en la recta final del torneo, que se anticipa a muerte para todos los que están en la disputa.

Everton se recupera a tiempo para seguir metido arriba. Con mucho por mejorar de cara al tramo definitivo, pero todavía con derecho a ilusionarse.