En Universidad de Chile están en guerra contra la ANFP. Los azules no solo miran de reojo a Colo Colo, el club al que llevarán al TAS, sino también a la organización del fútbol que comanda Pablo Milad.
Luego de la igualdad frente a Everton, que estuvo marcado por la polémica, tras el gol anulado a Leandro Fernández, y que sacó a los azules de la lucha por el título, Marcelo Díaz lanzó una grave acusación. El volante aseguró que la ANFP no quería que se jugase una final para definir al campeón.
“Hoy volvió a suceder y lo bueno es que queda todo registrado. Los partidos se definen en la cancha, pero claramente hoy queda demostrado una vez más que hay algo más allá de la cancha. No quisieron que jugáramos un partido definitorio, nos privaron de un triunfo y eso es lo que me deja muy caliente, muy frustrado, porque lo merecimos ganar”, señaló el exseleccionado chileno.
Las dudas sobre las intenciones de las palabras de Díaz se acabaron con la intervención de José Ramón Correa, el abogado de Azul Azul. En conferencia de prensa, este martes, el jurista aseguró que no existía un plan para recibir el duelo entre los dos equipos más populares del país en caso de que ambos se anotaran en la final.
“La sensación que había... de rumor tenía poco, se oía fuerte. Nosotros hasta el día del partido, desde la ANFP no nos habían notificado en ninguna parte dónde sería el partido definitorio. Yo no sé si había partido definitorio. Lo que sí no tengo ninguna duda es que si usted le hubiese preguntado a Pablo Milad en el norte, dónde era el partido definitorio, hubiese tenido una primicia si le daba la respuesta porque nosotros no lo sabíamos”, lanzó.
El día de la definición
El domingo de la semana pasada, los dirigentes se dividieron para los partidos de Colo Colo y la U. Al norte viajó Pablo Milad, el presidente, con la Copa original. En el Estadio Nacional, en tanto, estuvo presente Pablo Silva, el gerente general de la ANFP, también exfuncionario de Azul Azul, con una réplica de la Copa en caso que los azules dieran la sorpresa.
El transcurso de ambos cotejos sorprendió a los dirigentes. Si bien la U nunca logró estar en la cima, lo que implicaría el entregar el trofeo en Ñuñoa, sí se abrió el escenario de jugar una posible final. Más cuando a los 89′ Leandro Fernández anotó un gol que fue anulado luego de la revisión del VAR.
Los funcionarios de la ANFP se veían incómodos en ambos reductos. Asumían que la organización de un partido de tal magnitud, entre dos elencos que además mantienen una disputa en los Tribunales de Disciplina, encendería los ánimos en la cancha y en las graderías. Repetían que no había un plan definido frente a la posibilidad de jugar un cotejo definitorio.
En lo concreto, pensando en una hipotética final, el Estadio Nacional nunca fue opción. El principal coloso no llegó a ser reservado desde Quilín. Si bien el escenario podría haber generado discusión porque la U ejerce la localía en Ñuñoa, sus accesos y la capacidad lo hacían transformarse en el reducto ideal. Tal como sucederá para la final de la Copa Chile, por ejemplo, en la que los azules jugarán frente a Magallanes o Ñublense, el próximo miércoles 20.
Más allá que no había nada planificado, en la ANFP apostaban a los sondeos que realizaron para la final de la Copa Chile. Uno de los estadios por los que se consultó hace unas semanas fue por el Germán Becker de Temuco. En la Región de la Araucanía, se estudió la posibilidad de jugar el partido con hinchas de ambos elencos, pero que exhibieran un tipo de documento que acreditara que vivían en la zona. Las autoridades locales se opusieron por los incidentes que podrían provocar las barras de ambos equipos.
Concepción, por su parte, fue descartado por la falta de hotelería por una actividad local que se realizará durante los próximos días. En tanto, el estadio Elías Figueroa, de Valparaíso, no alcanzó a ser opción. El mal estado de las cámaras de vigilancia lo sacaron de inmediato del listado.
Ideas más o ideas menos, lo cierto es que tanto Colo Colo como Universidad de Chile no fueron notificados de posibles escenarios de una hipotética final. Al parecer, en la mente de la sede de Quilín, jamás imaginaron un cierre de torneo tan infartante.