El éxito de la selección de seven durante los últimos años y los planes de la Federación Nacional de Rugby (Chile Rugby) abren nuevas perspectivas para esta disciplina, que busca sacudirse su condición de amateur.
Luego de haber alcanzado la corona en el Seven de Punta del Este, en un dramático final ante la escuadra titular de los Pumas, los integrantes de los Cóndores volvieron a dar cuenta de los esfuerzos que realizan cotidianamente.
"Estamos tratando de romper todas las barreras que nos pone el amateurismo", dijo Felipe Brangier (29 años), el capitán de los campeones. El polivalente jugador lo sabe con largueza, pues debe combinar los entrenamientos con sus obligaciones como ingeniero comercial. Tanto así, que para jugar sábado y domingo en Uruguay tuvo que trabajar durante el viernes en Santiago y llegar casi de madrugada a Punta del Este, regalando muchas horas de descanso respecto de otros equipos. De hecho, los Cóndores también llegaron el viernes, solo que un poco más temprano.
"Siempre es necesario considerar que los jugadores estudian o trabajan, pero ellos hacen todos los sacrificios para cumplir rutinas deportivas absolutamente profesionales; entrenan, se alimentan y juegan al nivel del atleta de élite. Lo amateur son sus niveles de descanso, porque no les queda el tiempo necesario para eso", explica Dalivor Franulic, director deportivo de Chile Rugby.
Lo mismo explicaba Francisco Urroz (25). "Estudio Medicina, voy a la facultad, paso muchas horas en el hospital, y en la noche entreno", dijo.
En el caso de Brangier, su testimonio es elocuente. "En la empresa para la que trabajo, Vida Security, han sido súper apoyadores, me han dado muchas facilidades. Cuando postulé a la pega, hace cuatro años, comenté que era deportista seleccionado nacional, que tenía que viajar en algunas fechas durante el año y que estaba dispuesto a poner mis vacaciones a disposición. Y la empresa ha entendido súper bien el tema del deporte".
De cualquier modo, el back comenta que "llega un momento en que compatibilizar una actividad de deportista profesional con las urgencias de trabajo de un amateur se hace muy complicado".
Brangier sostiene que "es complicado en Chile, porque no hay una garantía de apoyo seguro para los deportistas luego del retiro".
Bien saben de esfuerzos sus compañeros Ignacio Silva (30) y Francisco Metuaze (30, también ingeniero comercial), quienes tienen una verdulería on line que les exige atención sin pausas, mientras que Pablo Metuaze, hermano de Francisco, inició un emprendimiento con un restaurante de wraps.
Edmundo Olfos, el coach y destacado exseleccionado de seven y quince, también lo tiene claro: "Esto se asume con un grado de locura, pues los jugadores dejan atrás amigos, familia, trabajo... Paran de ir a cumpleaños, a celebraciones familiares, otros postergan estudios. Es complicado cumplir con el alto rendimiento y la vida personal".
Plan 2020
En Rugby Chile, de todos modos, la apuesta es tratar de romper esos límites y para eso está el plan 2020, que implica poder mantener a los jugadores en el país, para que no partan a Europa o EE.UU.
"Se formará una competencia similar a la del Super Rugby (equipos de Argentina, Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica), con dos franquicias argentinas, dos uruguayas, dos brasileños, una en Chile, otra en Paraguay y una, probablemente, en Colombia", dice Franulic.
Esos jugadores de rugby quince serán rentados, pero no es posible aún establecer, con tanta antelación, cuál será el nivel de sus remuneraciones. Por ahora, aquellos que ganaron el oro en el Seven de los Odesur reciben becas Proddar ($ 474.497 mensuales). "Puede ser complicado para jugadores como Brangier, porque él ya ha avanzado mucho en su profesión, tiene gente a su cargo y sus ingresos actuales son coherentes con esas responsabilidades", sostiene Franulic.