Gregg Popovich es una autoridad en la NBA. Sobre todo en los San Antonio Spurs, donde ha estado durante toda su carrera. Toda una vida, en rigor. La relación con el club texano arrancó en 1998 y ha conocido de diversas funciones hasta llegar a la de entrenador. A la franquicia de la espuela le ha dado cinco anillos de la máxima competencia basquetbolística del mundo.
Por eso, su palabra se escucha. Y el estratega tampoco tiene miedo de emplearla en los momentos más complejos, como el que vivía Kawhi Leonard, un rival, pero también un viejo conocido: lo había dirigido en la escuadra de Texas. Juntos, de hecho, lograron el título en 2014. El alero fue nombrado como MVP de las Finales, por una notable labor para contener a LeBron James, la máxima figura de Los Ángeles Lakers. Sin embargo, a fines de la temporada 2017-18 se marchó a los Toronto Raptors y en el AT&T Center, la casa de los Spurs jamás se lo perdonaron.
Pifias
Leonard siente el rechazo en cada ocasión que visita la que en algún momento fue su casa. Cada vez que toma el balón, caen pifias y abucheos desde todos los sectores del recinto. Las manifestaciones son incluso más notorias cuando ejecuta lanzamientos libres, una instancia en la que la atención de todos se centra en un jugador.
Una de esos lanzamientos fue los que tuvo que disponerse a realizar Leonard a tres minutos del final del segundo cuarto. Pasó lo de siempre: Leonard no hizo más que tomar el balón y posicionarse para realizar el tiro cuando las pifias se hicieron ensordecedoras.
Fue en ese momento en que Popovich perdió la paciencia con sus seguidores. El técnico de los Spurs salió en defensa de quien había sido su dirigido y, también, del sentido común. Tomó un micrófono ambiental y les llamó la atención a los fanáticos. “Permítanme por un momento. ¡Por favor, paren con los abucheos y dejen a estos chicos jugar!. Eso es sin clase, no es lo que somos nosotros. Detengan los abucheos”, exigió.
Más pifias
La gestión de Popovich tuvo resultados relativos. Hubo una minoría que acogió el llamado y respondió con algunos aplausos. Pero la mayoría reaccionó de otra forma: con un abucheo aún más sonoro, no solo contra el jugador, sino también contra la intervención del entrenador.
Para peor, los Clippers se impusieron por 109 a 102. Los locales encadenaron una racha nefasta: 10 derrotas consecutivas para un paupérrimo 3-12, que los tiene como el peor equipo de su conferencia y uno de los más discretos de la liga, superando apenas a Washington Wizards y Detroit Pistons. Muy lejos de la gloria que el vilipendiado Leonard ayudó a construir alguna vez.