El fútbol argentino pierde a otra de sus figuras emblemáticas. A los 86 años, producto de una neumonía agravada por coronavirus, murió Carlos Timoteo Griguol, uno de los entrenadores más importantes de la historia del balompié transandino.

Griguol estaba internado en el sanatorio Los Arcos. Al agudo cuadro respiratorio se sumaba, además, que padecía de Mal de Alzheimer.

El estratega nació en la localidad cordobesa de Las Palmas el 4 de septiembre de 1934 y llevó a Ferro Carril Oeste a los únicos títulos de su historia: Nacional 1982 y Nacional 84. En ese grupo convivieron grandes figuras, como Héctor Cúper, Oscar Garré, Adolfino Cañete y Alberto Márcico. Con Rosario Central fue campeón en 1973 y con Gimnasia no sumó títulos, aunque igualmente realizó campañas inolvidables para sus hinchas: fue subcampeón en los torneos Clausura 1995 y 1996 y en el Apertura 1998. Con River Plate logró la Copa Interamericana de 1987.

En su país también dirigió a Kimberley, de Mar del Plata y a Unión de Santa Fe. En el extranjero, pasó por Tecos de Guadalajara y el Betis.

Su trascendencia es tal que en el jardín de la sede social de Ferrocarril Oeste se erigió una estatua en su honor.

La escuela Griguol

El Viejo iba mucho más allá de las obligaciones que tenía como entrenador de fútbol. Le preocupaba el desarrollo integral de sus dirigidos y se encargaba de aportar a su formación. Los mandaba a completar sus estudios en las horas libres y les aconsejaba invertir en inmuebles. También solía organizar actividades sociales de los equipos que dirigía con las respectivas comunidades, como visitas a escuelas.

Otro elemento al que le dedicaba especial atención era a las condiciones de trabajo de las divisiones inferiores, para las que siempre exigió buenos elementos de trabajo y canchas en el mejor estado posible.

En la cancha, pedía intensidad y solidaridad. Sus equipos destacaban, además, por el trabajo en los balones detenidos, con el que solían marcar diferencias.

Sigue en El Deportivo