El fútbol argentino, sudamericano y mundial sufre una irreparable pérdida. A los 85 años, fallece César Luis Menotti, uno de los entrenadores más influyentes que haya nacido en este lado del mundo y quien, en 1978, condujo a Argentina a la obtención de su primer título mundial.
A los 85 años, deja de existir quien, además, es considerado como el generador de una auténtica escuela en el fútbol transandino. Un estilo que, como el de su mentor, privilegiaba el buen juego sobre el resultado. De hecho, ese concepto lo enfrentó con Carlos Bilardo, quien en 1986 obtuvo el segundo título planetario de los trasandinos, con una mirada mucho más pragmática y resultadista. Su grandeza le llevó, de todas formas, a desearle la recuperación.
Defensor del fútbol
En los últimos meses, producto de su condición de salud, Menotti se había alejado de la vía pública. De hecho, por ejemplo, había dejado de asistir al café al que concurría todas las mañanas, en pleno centro de Buenos Aires.
Sin embargo, no evadió involucrarse en la última gran discusión del fútbol transandino: la relativa a la propiedad de los clubes, considerando la iniciativa del gobierno de Javier Milei que busca transformarlos en sociedades anónimas deportivas, como el modelo imperante en Chile.
En medio de ese debate, Menotti fijó su postura. “Si los clubes permiten que pertenezcan a empresas, se acabaron los socios y el fútbol es un hecho cultural. A mí me da mucho miedo la desculturalización”, graficó en una entrevista a la radio AM 770, en un mensaje que puede interpretarse como su último legado.
“Privatizar un club es como robarle la plata a un trabajador. Los clubes los hicieron los socios con mucho sacrificio de mucha gente que pasó por el club. No se trata de inventar cosas. Ojalá salgan a pelear los socios para que los clubes sean de los socios. Esto de privatizar los clubes y transformarlos en un negocio les sirve solamente a los que hacen los negocios”, insistió.
“Yo nací en un club. Rosario Central es mío desde que nací, por eso insisto que la desculturización se lleva por delante todo. Me sorprende la falta de lucha que se plantea. Los clubes son de los socios. No son ni del presidente de la AFA ni de nadie, son de los socios”, planteó.
Trayectoria de lujo
Acerca de Menotti se ha escrito mucho y, con seguridad, se seguirá escribiendo. Su aporte a la actividad es inconmensurable, por su claridad conceptual y por la consecuencia de sus actos, incluso cuando tuvo que tomar decisiones complejas, como marginar a Diego Maradona de la Copa del Mundo que se disputó en tierras transandinas aunque la reconciliación se produciría un año después, en Japón, cuando ambos coincidieron en la obtención del Mundial Juvenil. Luego, también, estuvieron juntos en el Barcelona.
La transversalidad de su propuesta lo llevó a dirigir a Boca Juniors, River Plate, Rosario Central e Independiente, en su país. Su carrera en las bancas había partido en Newell’s y continuó en Huracán.
En el exterior, también brilló. Además del equipo catalán, trabajó en el Atlético de Madrid, Peñarol, en Uruguay, la Sampdoria, en Italia y el Puebla y Tecos, en México.
Ejerció, además, como mánager en Independiente y como director deportivo en la selección argentina. En este último cargo, por ejemplo, obtuvo la Copa del Mundo en Qatar 2022.
El palmarés de Menotti incluye, además, un título como jugador con Boca Juniors, en 1965, uno como entrenador con Huracán, además de una Copa del Rey, una Copa de la Liga, y una Supercopa de España, con el Barcelona.