Adiferencia de lo que ocurrió en el torneo pasado, donde si alguna vez llegó a haber posibilidades matemáticas para una decena de equipos de levantar la copa se debió a que nadie parecía muy capacitado para imponerse sobre el resto, en el Transición son varios los clubes que intentan imponer sus términos para alcanzar el objetivo mayor.
Se lo demostró el sábado Audax a una U abúlica y torpe en la reacción, e intentó probárselo Everton a Colo Colo, que volvieron a ser los protagonistas de uno de los mejores partidos del torneo, al igual que en el Clausura.
Sacudidos de la derrota en Temuco y de la paranoia que los contamina cada vez que los resultados le son adversos, los albos han comenzado a acelerar en esta recta final contra quienes debía hacerlo, dos rivales directos en la pelea por el título.
La fecha pasada -hace ya un montón- le encajó una goleada mayúscula a Unión Española y ahora, en Viña del Mar, supo contener las ganas del conjunto de Vitamina Sánchez, entusiasmado con dar el salto de calidad que todo proyecto con ambiciones requiere.
Lo dejó en el borde, demostrando que a los ruleteros aún le falta madurar su plan y que, cuando una escuadra con más recursos -financieros y de plantilla- empieza a afinarse, se requiere algo más que una gran labor táctica para darle caza.
Esta vez el Cacique fue más que la suma de sus individualidades, pero las que tiene le ayudaron a dar vuelta un partido que arrancó cuesta arriba.
Todos estuvieron a la altura de la circunstancias: Valdivia con sus precisas incisiones, Barroso con su arrojo para ir por el abordaje, Valdés con su regularidad decisiva -sumada a un gol en colaboración con Lobos-, y Rivero con su incansable búsqueda de esa opción que se le presentó sobre la hora.
Un triunfo de esos que ganan campeonatos, aunque es pronto para saber si esto que ha conseguido el cuadro popular, a dos fechas del final, es definitivo. Al menos hasta este fin de semana, nadie se dará por vencido. Ni siquiera la U, que parece haber iniciado ya el camino descendente.
Lo que resulta innegable es que la opción de los albos lleva una fuerza superior a la del resto en este momento, porque sabe que en el mano a mano ha sido más que los demás aspirantes (no solo goleó a Unión, también a los azules) y que, incluso, supo enfrentar la ausencia de su goleador, Esteban Paredes.
Y esa sensación no es gratuita. Su peso se cotiza en oro.