El suizo Roger Federer, segunda raqueta mundial y cinco veces ganador del torneo, tuvo un estreno de ensueño este martes en el Abierto de Estados Unidos al ganar al japonés Yoshihito Nishioka en tres sets, en una jornada marcada por las temperaturas extremas de Nueva York.
Federer esquivó al sol en el último turno del día en el estadio Arthur Ashe de Flushing Meadows, en Nueva York, y superó por la vía rápida al asiático en primera ronda en sets corridos de 6-2, 6-2, 6-4. Ahora, el suizo chocará el jueves ante el francés Benoit Paire, que batió en cuatro mangas al austríaco Dennis Novak por 7-6 (8/6), 3-6, 7-5, 7-6 (7/5).
"El US Open es una mayor prioridad para mí de lo que lo era la temporada pasada", aseguró antes del torneo el suizo, que en 2017 cayó en cuartos de final ante el argentino Juan Martín del Potro. A sus 37 años, Federer se plantó en Nueva York como el más laureado de todos los jugadores en activo en este torneo, con cinco coronas. Sin embargo, ganó su último trofeo aquí en 2008 y perdió las finales en 2009 ante la Torre de Tandil y en 2015 frente al serbio Novak Djokovic.
Precisamente Djokovic lo derrotó hace poco más de una semana en la última instancia del Masters 1000 de Cincinnati, la antesala del último Grand Slam de la temporada. Y ambos podrían cruzarse ahora en cuartos...
Pero antes, este martes, Federer no tuvo piedad del joven Nishioka. Tras una jornada marcada por el fuerte calor y el abandono de varios jugadores por las altas temperaturas, el suizo no quiso sorpresas y lo sentenció en casi dos horas. El ex número uno de la ATP lo dejó claro desde el arranque, con un quiebre a su contrincante en el primer juego y un 6-2 en apenas 22 minutos. La tónica en las siguientes dos mangas fue la misma.
Federer no encontró rival en su oponente, de tan solo 22 años, y lo aplastó en todas las facetas del juego, firmando 14 'aces', un 78% de efectividad con su primer servicio y, sobre todo, 56 golpes ganadores por solo 18 del japonés.
El suizo dominó también desde la red, capitalizando 31 de sus 45 subidas para sentenciar el partido a las primeras de cambio y reservar energías para futuras batallas.