Una inédita exhibición se llevó a cabo esta noche en el Movistar Arena de Santiago. Roger Federer (3°) y Alexander Zverev (7°) disputaron el primero de los cinco partidos de su gira latinoamericana, que también contempla fechas en Buenos Aires, Bogotá, Ciudad de México y Quito. La primera batalla fue para el suizo por 6-3, 4-6 y 6-4.
Una previa amenizada por concursos y un recinto que, a las 22.04, momento en que salió el alemán a la cancha, lucía lleno. Sascha se presentó con un calzado personalizado, inspirado en Isla de Pascua y con la inscripción "Santiago, 20 de noviembre de 2019". Un pequeño detalle para sus hinchas nacionales.
Tres minutos más tarde, y bajo una poderosa ovación, apareció el máximo ganador de grand slams de la historia. "¡Olé, olé, olé, olé, Roger, Roger!", se escuchaba con fuerza. Un interminable estruendo acompañó el paseo del helvético por la cancha.
Mientras los jugadores estaban en el peloteo previo, un hincha gritó "renuncia, Piñera" y se ganó numerosos aplausos. Acto seguido, el público comenzó a gritar "Chile despertó, Chile despertó". Una catarsis sociopolítica que duró un par de minutos hasta que empezó el duelo. Ambos no comprendían mucho lo que sucedía, pero sí entendieron algunos gritos masculinos que decían en inglés "Roger, cásate conmigo", lo que provocó risas entre los jugadores.
Dos puntos extraordinarios de Federer en la red fueron el primer indicador de que el partido iba bastante en serio. Peloteos intensos y jugadas de mucha calidad fueron la constante del encuentro. Ambos conservaron sus servicios hasta el sexto juego, en el que el ex número uno del mundo rompió el servicio de Zverev. El alemán no se desanimó y pidió el apoyo del público, que le devolvió un grito ensordecedor.
Las medidas de seguridad que acompañaron a los jugadores en la cancha incluían a dos guardaespaldas: uno a cada lado de los sillones de los tenistas. Ambos muy atentos a cualquier movimiento, aunque sin interferir.
Dentro del rectángulo, ambas estrellas deleitaban con sus mejores tiros. Y, por supuesto, con sabrosas anécdotas. Federer le respondió con un "¡vamos!", en claro español, a un hincha que le había dado su aliento con ese mismo grito. Luego, pidió la bola para dominarla con el pie, recibiendo más aplausos. Zverev no se quedó atrás y en una bola ligeramente ancha, corrió a buscar unos euros para que el juez cambiara la decisión, desatando las carcajadas del público. "Ciento cincuenta euros es muy poco", respondió el árbitro.
Con un maravilloso passing, Sascha quebró en el décimo juego y ganó el segundo parcial, forzando el encuentro a un capítulo final lleno de emociones. Su Majestad logró una ruptura en el tercer game. Sin embargo, cuando parecía que comenzaba a encaminarse a la victoria, el alemán le arrebató el saque en el sexto. Pero fue solamente un amago, ya que en el siguiente turno Federer volvió a romper y ahí sí que se puso a tiro.
Un bailecito de Roger al ritmo de las palmas, mientras devolvía, sacó las últimas risas de la inolvidable jornada. Con una volea, Federer selló una noche de alto vuelo en el recinto del Parque O'Higgins, que terminó con una ovación y un abrazo de ambas estrellas del tenis mundial.