Felipe Haase: "Cuando algún agente me contacta por Facebook, lo bloqueo altiro"
El espigado jugador de la NCAA (2,07 metros) analiza el presente y el futuro de su promisoria carrera, así como el cambio que se está gestando en el baloncesto local. Hoy enfrenta con la Roja a Venezuela, en Valdivia.
No es grato el ambiente en el Coliseo Antonio Azurmendy. Y no es por algún problema interno en la selección chilena de básquetbol o porque falten risas y bromas durante el entrenamiento del sábado por la noche. Es simplemente que en Valdivia hace mucho frío y ha caído harta agua durante los últimos días y en el principal recinto de la ciudad el termómetro es mucho más severo. No hay ningún tipo de calefacción. Felipe Haase (20 años) está acostumbrado. Es de Osorno, sabe lo que es el invierno en el sur de Chile. No por eso deja de abrigarse con buzo y un grueso polerón rojo, mientras algunos de sus compañeros usan hasta una parka. Así, el jugador de la Universidad de Carolina del Sur, de la Primera División de la NCAA, atiende a La Tercera a horas de la definición por el paso a la segunda ronda de las Eliminatorias para el Mundial de China 2019, hoy, ante Venezuela.
¿Nota avance del básquetbol chileno a nivel de Selección?
Hay un trabajo más serio. Un intento de hacer algo más profesional. Poco a poco nos acercamos más a las cosas que se hacen afuera, pero aún estamos muy, muy lejos de otras selecciones. En este equipo, por ejemplo, yo creo que están los mejores del básquetbol chileno, algo que antes no pasaba…
Antes era común ver a jugadores renunciando a la Selección…
Eso de que no querían venir es una mala interpretación de lo que pasaba. La gente decía que los jugadores no querían, pero no era tan así. Es que no es grato estar en un proceso donde lo que te ofrecen no se cumple ni de cerca. Ahora las cosas están más claras.
Solo tiene 20 años ¿Siente la carga de ser líder del crecimiento del básquetbol nacional?
No sé si es carga, porque me siento igual que todos…
Porque es joven, no será igual dentro de cinco años…
No lo tomo como una responsabilidad, sino como un desafío. Saber que eres parte importante de un cambio en el básquetbol chileno. Saber que en el futuro vas a tener que ser los ojos del equipo, dentro y fuera de la cancha, saber que los más chicos te van a estar viendo, para mí eso es un honor que muy pocos tienen. Así que más que presión, es orgullo de estar jugando en un nivel más alto.
¿Ha cambiado mucho su juego desde que entró a la NCAA?
Físicamente, sí. Demasiado. Porque la diferencia de Chile con las competencias más exigentes van mucho en el tema físico. Y yo he tenido que adaptarme a eso. También tenemos que mejorar el juego táctico, sacarle más provecho a nuestras virtudes.
¿El atraso del básquetbol chileno es sólo por un tema físico?
Es que el físico es muy importante. Mira a los argentinos, con trabajos específicos desde muy pequeños. Además, los procesos no se cortan ahí. Los que empiezan en la Sub 15, terminan en la adulta, porque siguen el mismo camino, tienen torneos importantes, giras internacionales, con o sin competencia por medio. No es solo jugar para ganar, sino un plan para mejorar. Y así sucede en los países donde se toman en serio el básquetbol. Hay maquinaria, tecnología. Ahora entrenamos en un gimnasio donde hace mucho frío, en vez de estar en un recinto con la temperatura adecuada, la ropa adecuada, la maquinaria correcta. Eso te cambia la mentalidad, las ganas y te hace mejorar sí o sí.
¿Qué le parece la explosión de la Sub 18? La generación dorada…
La generación dorada no es solamente la Sub 18, sino todo el proceso que se inició con la generación del 95 en adelante. Ahí aparecieron jugadores como Sammy, yo, Herrera, que venía de más atrás. Para mí la generación dorada no es la Sub 18, sino la que está ahora en la adulta.
Pero es imposible no imaginar la unión de jóvenes de la adulta con los que vienen de la Sub 18…
Hay muchos jugadores para seguir creciendo y haciendo conocido a Chile en el extranjero. Hoy pasaremos de ronda en las Eliminatorias gracias a la calculadora, pero así también empezamos en el fútbol para poder meternos en cosas importantes. La calculadora aquí, la calculadora allá…
En el básquetbol chileno antes no daba ni para calculadora…
Claro. Ahora vamos a estar entre los 12 mejores de América y hasta hace poco rogábamos por ser sextos en Sudamérica. Vamos a vivir un proceso parecido al del fútbol. Después de la calculadora, se vendrán cosas más concretas.
Frank Martin, su entrenador en Estados Unidos, lo define como un buen jugador ofensivo que le falta mucho en defensa.
No hay un equipo en el mundo que juegue una defensa como la que plantea mi técnico. Uno llega a jugar ahí otro deporte. Entonces, adaptarse a sus reglas y sus ideas es muy difícil. Me criticó y no solo a mí, pero porque te enfrentas a algo nuevo. En el segundo año se me debe hacer todo más fácil.
¿Y cuál es su aspiración en su segundo año en la NCAA?
Espero hacer una temporada mejor en lo individual y ganar en lo colectivo, con la misma base. Tenemos más experiencia, más conocimiento del juego, de lo que nos exige el entrenador. Yo espero sumar más minutos. Promedié 19 por partido; pero mi intención ahora es subir a 25 o más.
¿Por qué Martin lo premió con minutos?
Dice que le doy algo distinto al equipo. Que conmigo puede espaciar mejor la cancha, abrirla, por mi tiro exterior. Puede jugar otro sistema de pases, porque piensa que tengo una buena habilidad para pasar y le acomoda. Los otros jugadores en mi puesto son de un juego más físico y mi idea es justamente mejorar en esa parte.
El primero del Draft de la NBA 2018 (Deandre Ayton) es de primer año, entró con usted a la NCAA. ¿Se imagina en el Draft?
Los primeros cinco del Draft uno los conoce desde que están en el colegio. Mi deseo es seguir luchando, poder cambiar mi cuerpo, que es lo que más necesito para pasar al siguiente nivel. Espero tener un buen segundo año, tercero o cuarto en la NCAA, y tener una chance de mostrar mis talentos en Estados Unidos o en Europa, o cualquier otra liga del primer mundo.
El básquetbol colegial en EEUU es muy vigilado y reglamentado…
La NCAA pone mucho control sobre los jugadores, sobre todo en temas comerciales y de dinero, porque a la gente le interesan mucho los resultados del básquetbol universitario. Por eso, cuando algún agente me ha contactado por Facebook, lo bloqueo altiro.
¿Lo han llamado agentes?
Fue uno, cuando estaba en Miami, en el colegio, ni siquiera entraba a la Universidad, pero yo tengo claro que no se puede hacer. Obviamente no me iban a ofrecer 100 mil dólares para ir a una universidad, como a otros, pero lo que sea, no está permitido.
Mide 2,07 metros y no es el más alto de la selección.
Hay cuatro o cinco sobre los 2 metros. Y más atrás vienen otros que pasan los dos metros. El cambio que se viene es importante. Vamos progresando, los chicos altos quieren jugar básquetbol.
Ahora Chile debería clasificar a un hexagonal con Canadá, República Dominicana, Islas Vírgenes, Brasil y Venezuela.
Primero, ojalá podamos pasar (si Colombia pierde con Brasil, Chile clasifica). Tendríamos más partidos, más roce, más entrenamientos, más preparación física, más ingresos para la federación. Ayuda en todo sentido. Estar entre los 12 mejores de América es un gran paso. Ojalá yo pueda estar, pero no puedo confirmar nada. Depende de mi universidad.
¿La Selección es su prioridad?
La gente piensa que cuando uno no viene es porque no está interesado, pero no es así. Si no hubiese estado en mi primera selección, quizás todavía estaría jugando series menores en Osorno. Soy agradecido del lugar que vengo. La Selección siempre será lo más importante para mí y de hecho cuando tengo malos ratos en Estados Unidos lo único que pienso es: "Sigue dándole, que te va a servir para seguir sacando a Chile adelante". Y esa es una gran verdad.
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