El despiste de Emilio Fernández fue uno de los más espectaculares de la jornada de viernes del Rally de Concepción. El chileno del equipo Susaron terminó con el auto en un río en la segunda especial. Pero su historia no finalizó como las otras del día.
Tras un accidente, los pilotos esperan al auto "rastrillo", que a veces se los lleva al parque cerrado, pero más importante que eso, coordina la grúa para sacar el vehículo. Eso, nunca ocurrió.
"Quedé esperando todo el día la grúa. A través de una radio de control me decían que llegaban en dos horas, en tres, al final, pasé toda la noche ahí, esperando y cuidando el auto, durmiendo un par de horas en la camioneta", relata Fernández.
Recién este sábado se pudo sacar el Skoda de la zanja, pero ya era demasiado tarde. "Si me hubieran sacado a tiempo, los mecánicos hubieran podido trabajar anoche en el auto y hoy hubiera reenganchado", dice Fernández, que asegura también que pondrá "un reclamo formal contra la organización por esta discriminación".
También, Fernández aclaró que su navegante, Javier Riquelme, está sin consecuencias, como se había especulado el viernes, luego de ser trasladado en helicóptero desde el sitio del accidente.