En las últimas horas, Universidad Católica se ha dedicado a promover profusamente las ventajas del césped sintético que eligió para el nuevo San Carlos de Apoquindo. La elección no fue casual, pues antes de adoptarla Cruzados recorrió varios países y recogió variadas experiencias. Finalmente, se decidió por la carpeta que se utiliza en el estadio del Botafogo, de Brasil, a la que se le encontraron virtudes superiores a las que se instalaron en otros recintos brasileños, como los de Palmeiras y Athletico Paranaense.
Sin embargo, el anuncio no satisfizo a todos. Aunque el club se ha abocado a convencer a los hinchas y socios, a través de comunicados en redes sociales y el mailing, ha habido jugadores, como el exmediocampista Ricardo Lunari, que se han rebelado frente a la determinación. “¿La nueva cancha de San Carlos será césped sintético? No lo puedo creer”, declaró. “¿Qué club importante en el mundo usa esta superficie? ¿Real Madrid, Barcelona, Milán, Roma, Manchester, Liverpool? Con los adelantos tecnológicos y las posibilidades que tiene la UC no entiendo esta decisión”, profundizó.
La voz de Carvallo
Fernando Carvallo se inscribe en la misma línea que Lunari. El Pino habla con la autoridad que le confiere su condición de jugador histórico (se formó en el club y jugó en los cruzados entre 1966 y 1972, participando en la consecución del título nacional en el primer año). Como técnico, le entregó al club otra corona: la del Apertura de 1997.
Su postura, de hecho, mezcla conclusiones provenientes de ambas vertientes. “En términos generales, el fútbol de alta competencia se tiene que jugar en pasto natural, entendiendo que hay muchas opciones, como las canchas brasileñas que se señalan como ejemplos. En el fútbol desarrollado, se juega en pasto. En Alemania, Inglaterra o España no se usa otra superficie”, plantea, inicialmente, a El Deportivo.
En la misma línea, procura ser enfático. “El gran fútbol se juega en pasto natural; la Champions nunca se va a jugar en sintético”, subraya. La apreciación va acompañada de una certeza técnica. “El fútbol en pasto sintético es totalmente diferente. Es parecido el color, pero nada más. El jugador de buen pie aprecia la diferencia de meterlo debajo del balón”, ejemplifica.
El otro factor
En ese contexto, Carvallo le busca explicaciones a la determinación del club. “La Católica debe, seguramente, ver la parte comercial. Me da la sensación de que es más que un estadio de fútbol, que no solo se actúa bajo el punto de vista deportivo. Ahí, seguramente, se desarrollarán grandes eventos, actividades comerciales”, puntualiza.
“Vea como quedó el Monumental. Si es así, parece lógico”, dice, esbozando una comparación decidora. En el recinto de Macul tuvieron que reparar el campo de juego en un par de oportunidades después de conciertos. Ahora, de hecho, está siendo sometida a un nuevo acondicionamiento.
Carvallo justifica esa perspectiva. “Si lo vieron desde lo comercial, es viable. Lo que deja dinero es ese tipo de eventos”, plantea. “Hoy manda lo comercial. Sin haber conversado con nadie, me la impresión de que va para ese lado, para poder mantener y administrar un estadio de esa naturaleza. A lo mejor lo van a ocupar para oficinas también”, agrega.
Sin embargo, no pierde de vista su preocupación inicial ni se aparta de su potente convicción. “Eso no impide que se pueda llegar a jugar bien, pero el verdadero fútbol, el gran fútbol, se juega en pasto”, concluye.