Su duda no era sobre si alcanzaría a Jack Nicklaus como el máximo ganador de majors o si ganaría de nuevo un campeonato. Hace un año, Tiger Woods no sabía si volvería a jugar golf. Ahora es 13º del mundo, dos del PGA Tour y ganador de la gran final del circuito. Está de vuelta.
Número uno del golf universal durante 683 semanas, más que nadie en la historia, el estadounidense supo de un dramático declive en el último decenio; no sólo en su vida personal, sino también golfísitica, con dos operaciones en la espalda como su mayor temor.
Los escándalos de infidelidades que terminaron con su divorcio, la pelea con el caddie de toda su carrera, la estampida de algunos auspiciadores y el capítulo en que fue sorprendido drogado (él dice que por medicamentos para las molestias dorsales) el año pasado no terminaron por destruirlo.
Tiger Woods alcanzó a estar en la posición 1.199 del ranking universal, justo antes de volver a los campos, ya sin dolor, con un nuevo swing, modificado para su nueva espalda y algunos flamantes palos en la bolsa.
Y volvió en grande. Woods es el cuarto jugador que más ubicaciones subió en las últimas 52 semanas, considerando sólo a los 200 mejores del mundo: 1.186 desde la posición 1.199 hasta el actual 13 del mundo.
El primero es el finlandés Kim Koivu, que subió 1.754 posiciones. Aquí aparece la figura de Joaquín Niemann, tercero en la lista, con 1.394 posiciones avanzadas desde el lugar 1.543 que tenía el 23 de septiembre del año pasado, a la 149ª posición que lucía el 26 de agosto.
Si se considera la remontada desde su ubicación final de la temporada 2017, Woods es cuarto, con 643 puestos ganados y Niemann, segundo, con 1.329, detrás de Kivou, que subió 1.747.
Un retorno gigante. Los números dirán si se compara al de grandes como Michael Jordan, que ganó tres anillos de la NBA después de su primer retiro, o Andre Agassi, que recuperó el número uno del ATP y obtuvo más Grand Slams después de caer más abajo del puesto 100 del ranking.
El fenómeno está de vuelta también. Inédito fue el número de fanáticos que siguió el grupo final de Woods en East Lake el domingo y también los que lo vieron por televisión ganar el 80º título de su carrera, una espera que fue de cinco años. NBC reportó un rating de 5,2 puntos en Estados Unidos, el triple que el domingo del PGA Tour Championship 2017, números que vienen creciendo desde principios de año, cuando el Tigre regresó a escena: el rating del PGA Championship, el major donde Woods fue segundo, fue el más alto desde 2009.
Ayer se oficializó a los candidatos a Jugador del Año y el Tigre no está, pero no hay tiempo para lamentarse, ayer mismo viajó a Francia, donde este viernes se inicia la Copa Ryder, que sólo ganó una vez, en 1999. "El éxito de Tiger agrega entusiasmo al acontecimiento más grandioso del golf", señaló Jim Furyk. El capitán estadounidense sabe quién es el protagonista.