El sueño continental de Colo Colo se acabó. La ilusión del elenco popular era palpable, con la fe en hacer historia en Buenos Aires. Sin embargo, el viaje por la Copa Libertadores 2024 tuvo un aterrizaje forzoso en la caldera del Monumental de Núñez, con 85 mil personas en las tribunas. Vendió caro un desajuste en la defensa y terminó inclinándose. Un 1-0 que duele en las huestes colocolinas. Porque el rival ganó con poco.
El 1-1 de la ida dejó buenas sensaciones en el Cacique, porque le compitió de igual a igual a una potencia de la región, que se reforzó con un par de campeones del mundo buscando quedarse con el máximo cetro de América. El pero de aquel duelo, de la semana pasada, fue que el equipo de Jorge Almirón no reflejó la superioridad en el marcador. Y eso termina siendo un pecado ante rivales de este linaje. Un River que no sumaba derrotas en su estadio durante el año, recibió a un Colo Colo que solo tenía una derrota como visitante en esta edición, y siempre había logrado convertir.
Cualquier análisis previo indicaba que Colo Colo iba a enfrentar a un rival que iba a presionar en el principio del duelo, tal como sucedió en la ida de Santiago. Sin embargo, el arranque fue atrevido de los chilenos. El único cambio respecto a la semana pasada fue el ingreso de Emiliano Amor por el suspendido Maximiliano Falcón. Los albos plantearon 3-4-2-1, con Arturo Vidal y Carlos Palacios en la línea detrás de Javier Correa, el centrodelantero y encargado de ir al choque contra los centrales locales (sin Paulo Díaz, entró Leandro González Pirez).
Con una nítida línea de tres en el fondo, el Cacique partió parándose bien arriba en la cancha, con Mauricio Isla y Lucas Cepeda sueltos por sus respectivas bandas, y con el consiguiente duelo particular ante los laterales riverplatenses.
Desatención y gol
Un River con equipo estelar, luego de alinear a una mixtura en el Superclásico contra Boca Juniors, no podía presionar, porque Colo Colo le incomodaba los circuitos. Más allá del riesgo evidente, el planteamiento de Almirón fue de ir a posicionarse en campo rival, casi defendiendo mano a mano. Esa irreverencia debía caminar de la mano con el orden y la concentración, sobre todo en instancias de eliminación directa. El problema es que una simple desatención defensiva le dio la llave a los Millonarios para abrir el duelo.
Minuto 16 y Facundo Colidio puso el 1-0, desatando la algarabía de la nutrida y vociferante fanaticada local. El ex Tigre apareció completamente libre y conectó de primera un envío de Santiago Simón, luego de una jugada de balón detenido. Arturo Vidal, quien se estaba jugando un duelo aparte (se puso sobre el lomo toda la presión), quedó enganchado y dejó en posición lícita a Colidio. La apertura de la cuenta activó a River y le hizo extraviar los papeles a los visitantes.
El acaudalado equipo de Marcelo Gallardo nunca ejerció una marcada hegemonía sobre el Colo Colo de Almirón. Sin embargo, le alcanzaba con el oficio de estar acostumbrado a este tipo de cruces y con la jerarquía de sus nombres propios para inclinar, levemente, la balanza. El 59% de posesión de balón que tuvieron los albos en el primer tiempo daba cuenta de que no se escondió. El gran pero es que no tradujo ese control en ocasiones claras. Los chilenos no le remataron al arco a Franco Armani. El empeño de Lucas Cepeda por la franja izquierda era destacable. Por otra parte, Carlos Palacios, quien encandiló a propios y extraños en la ida (sobre todo al otro lado de la cordillera), influyó poco en la construcción ofensiva de su escuadra.
Ese River Plate que asustaba por su poderío era, en esta ocasión, un elenco eficiente y aplicado, pero con nada de brillantez ni exuberancia. Daba la impresión de que el partido le acomodaba, porque le estaba alcanzando para cumplir el objetivo de meterse en semifinales. Sin holgura, claro está. Un Mauricio Isla lanzado por la derecha era poco aprovechado. No pudo formar un tándem por la franja diestra y así ser un agente ofensivo más contundente.
De a poco, Almirón fue moviendo el tablero. Primero, fue con la entrada del paraguayo Paiva por Correa. Posición por posición. Luego, entraron Castellani, Zavala y Bolados, respectivamente. Había una sensación rara: si bien Colo Colo estaba cerca, tampoco hacía los méritos suficientes como para llegar a la igualdad. Manejando la pelota, le costó generarle peligro real. Recién en el minuto 81 llegó una clara, con un disparo de Cristián Zavala contenido por Armani. A esas alturas, no quedaba nada por especular. Toda la carne a la parrilla, con cuatro atacantes. Mientras, River defendía y no se inmutó en hacer tiempo de ser necesario.
La última semifinal, hace 27 años
Haciendo lo justo, ni más ni menos, el River de Gallardo se instala entre los cuatro mejores de América y espera rival: Fluminense o Atlético Mineiro. Mientras tanto, Colo Colo se va de la Copa Libertadores con la frente en alto, porque le plantó cara a un rival de peso. Eso sí, queda el sabor amargo de vender a un alto precio una derrota por una desaplicación.
Hace 27 años que el Cacique no es semifinalista del principal torneo del continente. Estaba la ilusión de repetir lo sucedido en 1997, sin embargo no se consiguió. El último club chileno en llegar a las semifinales fue la U de Jorge Sampaoli, en 2012.
Ficha del partido
River Plate: F. Armani; F. Bustos, G. Pezzella, L. González Pirez, M. Acuña; S. Simón (79′, F. Mastantuono), M. Kranevitter (69′, N. Fonseca), I. Fernández; M. Meza (62′, M. Lanzini), M. Borja (69′, A. Bareiro) y F. Colidio. DT: M. Gallardo.
Colo Colo: B. Cortés; A. Saldivia, E. Amor, E. Wiemberg; M. Isla (74′, C. Zavala), E. Pavez (81′, M. Bolados), L. Gil (75′, G. Castellani), L. Cepeda; A. Vidal, C. Palacios; y J. Correa (66′, G. Paiva). DT: J. Almirón.
Goles: 1-0, 16′, Colidio, empalma sin marca tras envío de Simón.
Árbitro: A. Matonte (URU). Amonestó a Acuña, Armani, Fernández (RP); Palacios, Vidal, Amor, Paiva (CC).
Estadio Más Monumental, Buenos Aires. Asistieron 85 mil personas, aprox.