Si este año la Fórmula Uno ganó en competitividad, dramatismo y tensión. Arabia Saudita será el clímax de aquello. De eso no hay duda. Una carrera para el recuerdo, con choques, topes, banderas rojas y gritos. Pero por sobre todo con una pelea al rojo vivo, una que tendrá un capitulo final de miedo. Hamilton contra Verstappen. Los dos mejores pilotos del mundo, rueda a rueda, ahora igualados en la tabla con solo un Gran Premio por delante.

El cierre del año está siendo dramático, casi planificado por un grupo de guionistas y cinéfilos. Hace unos meses el primer campeonato de Max parecía firmado, pero ahora corre riesgo, y uno serio. Lewis y Mercedes crecieron y sacaron chapa de multicampeones, asustando y complicando el panorama de los Red Bull en el tramo final del calendario.

Eso provocó que Arabia Saudita fuese un lugar clave. La penúltima carrera del año, una en la que si Max ganaba prácticamente todo quedaba sellado. Una en donde Lewis podía igualarlo y meterle toda la presión.

Y sucedió lo segundo. Lewis persiguió a Verstappen como un loco, asechando y evitando los problemas de una pista que derechamente no estaba a la altura de la situación. Buscando espacios en una pelea que a momentos parecía casi callejera. Ambos al límite, apretando los dientes y esquivando los errores. Ahí se vio el polémico toque de la vuelta 37, también el casi cómico adelantamiento del neerlandés tras cederle solo segundos antes la posición a Hamilton. Todo parte de un juego extremo, uno con un premio muy gordo: el Campeonato Mundial.

Aquella disputa llevó a Max al error. Uno que le costó la carrera. Cinco segundos de castigo por salir de la pista y cortar camino, fueron suficiente para perder el norte. Eso sumado a un desgaste evidente de los neumáticos en las últimas vueltas, lo dejaron nuevamente por detrás del británico. El siete veces campeón queda con 369.5 puntos. Los mismos que su némesis. Solo con Abu Dabi en el camino. Un final de terror, el cual solo tendrá un ganador cuando flameen las banderas a cuadros.

Pero es cierto que mucho de lo que se vio hoy, fue por culpa del escenario. La pista de Jeddah es un circuito rapidísimo, hecho para que los fanáticos se pongan de pie y las cámaras marquen peaks de rendimiento, pero no es un buen circuito. Los muros son un problema continuo y un castigo innecesario en muchos casos. Y así quedo en claro durante todo el fin de semana. Leclerc, Giovinazzi, Max y Checo lo entendieron. Russel, Vettel y los Haas, también. Si de banderas rojas hablamos, es todavía mas evidente. Dos en la carrera de F1 y dos en la de F2.

Ahora la gira de Medio Oriente llegará a su fin y consigo la temporada 2021. Una histórica, donde el monologo se acabó y el heredero quiere derrocar al reino. El último capítulo definirá aquello.

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