Francisca Crovetto: “Chile puede organizar los Juegos Olímpicos 2036; las exigencias han bajado un poco”
La campeona en tiro al vuelo de París 2024 se mantiene en lo más alto. Durante la última semana ganó el premio a la Mejor Deportista del Año en la Gala Olímpica del COCh. Asegura que le queda más de una década en la elite.
Francisca Crovetto (34 años) se mantiene en lo más alto. Hace cuatro meses ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos y durante la última semana fue escogida como la Mejor Deportista del Año, en la Gala Olímpica del COCh. La tiradora fue la más premiada, ya que también obtuvo los galardones de Actuación Destacada y el premio Espíritu Team Chile. No es para menos, al tratarse de la primera mujer chilena en colgarse una presea dorada en la cita de los anillos y ser la tercera persona subirse al primer lugar del podio. “Le agradezco a mis padres por haber creído infinitamente en mí. No era fácil 15 años atrás apoyar a una hija que se dedicara al deporte de alto rendimiento, y ellos nunca dudaron, siempre creyeron, siempre me apoyaron. Le agradezco también a mi marido, que en estos 10 años juntos jamás me ha puesto una traba, me ha ayudado mucho”, expresó en la instancia.
La también embajadora de la marca Adidas repasa sus hitos y proyecta un ambicioso futuro, en entrevista con El Deportivo. Pese a que consiguió el triunfo más alto al que puede aspirar un atleta, no se detiene. “Estoy de vuelta entrenando. Siento que no he parado. Las vacaciones se me hicieron cortas, tengo competencia pronto, así que estoy enfocada en eso. Han pasado cuatro meses y estoy feliz de poder seguir disparando, disfrutando de esto”, establece.
¿Todavía le toca lidiar con la Crovettomanía?
Ha bajado un poco, por supuesto, pero aún se mantiene. Yo pensé que se iba a acabar de un día para otro, que iba a durar un par de semanas, pero ayer fui a hacer las compras de Navidad y la gente todavía se me acerca, me pide fotos. De repente voy caminando en la calle y me tocan la bocina o me gritan cosas todas bacanes. Me llegan todos los días imágenes de niños vestidos de mí en colegios, de niñas también... esto ha sido bien impactante. El impacto en la infancia me ha ayudado a dimensionar la magnitud del logro, de la medalla. Es bonito que aún se mantenga.
¿Qué siente al ver a niños con su uniforme?
Es súper impactante. Demasiado heavy, de verdad. Me ayuda a decir “esto es más grande que yo”. Aquí no solo me reconoce gente que entiende del tiro al vuelo, que tiene su criterio formado, que quizás vieron a Alfonso de Iruarrizaga en 1988, sino que hay niños que con cinco años sintieron algo. Fue lo mismo que sentí yo a los 14, con el Nico Massú y Fernando González, que sin ser tan aficionada al tenis, logré emocionarme, conmoverme y soñar. Eso mismo que me pasó a mí hace 20 años le está pasando a esos niños. No me conocían, no sabían lo que era el deporte. Quizás ni siquiera sabían lo que eran los Juegos Olímpicos, pero vieron a una mujer chilena esa mañana en un país lejano, subirse a lo alto de un podio y les permitió decir “parece que las cosas se pueden hacer”.
¿Qué se viene en 2025 para usted?
Tengo mi primera competencia en febrero, en Qatar. Después tengo cuatro Copas del Mundo, en Buenos Aires, Lima, Chipre e Italia. Luego, el Mundial en octubre, en Grecia. Estoy preparando eso. Obviamente, voy a descansar un poquito esta semana.
Más adelante viene el nuevo ciclo olímpico...
El 2025 me lo tomo con calma, porque igual es un año tranquilo. Después de los Juegos Olímpicos no hay un megaevento importante. Todavía no están las clasificaciones olímpicas, así que siento que es un año donde uno puede bajar un poco el ritmo, la exigencia, la carga, los viajes. Soy una persona que para todas mis competencias tengo que hacer por lo menos 10 horas de vuelo y eso de verdad que es agotador. Después, en el 2026, parte la clasificación olímpica. Hay cupos, hay puntos en el ranking mundial, entonces creo que tenemos que también ser estratégicos, no quemarse, no ir con todo. Una siempre quiere ganarlo todo, pero yo sé que no lo voy a ganar todo, porque nadie lo logra de esa forma. Van a haber competencias en las que quizás no me va a ir como me gustaría, en otras que me va a ir excelente. Estoy preparada para eso, porque es parte del deporte y estoy preparada para responder a esas sorpresas.
¿Cree que Chile puede organizar los Juegos Olímpicos de 2036?
La comisión que está a cargo de organizar es una mesa de trabajo compuesta por el Comité Olímpico, el ministerio y el IND, y sé que lo están tomando con mucha seriedad, con mucho profesionalismo. Ya presentaron ante el COI en Lausana. Al principio decía que no sabía si estábamos preparados, pero hoy, por como ha decantado, viendo las cosas en perspectiva y escuchando también a otras personas -porque una no es dueña de la verdad- sí, creo que podemos. Las exigencias para organizar los Juegos Olímpicos han bajado un poco. Ya no necesariamente tiene que ser solo una ciudad, se pueden hacer en distintas ciudades. Lo que sí me preocupa, y me gustaría que dentro de lo que estemos pensando se esté viendo, es cómo vamos a preparar al Team Chile y el Team ParaChile para esa edición de los Juegos Olímpicos.
¿Cree que pueda llegar a esa edición?
Voy a tener 46 años, voy a ser todavía muy joven para mi disciplina. Espero estar con ganas, preparada físicamente para poder estar en esos Juegos Olímpicos. Una no por ser campeona olímpica tiene asegurado su lugar en los próximos Juegos Olímpicos, así que siempre es un desafío clasificar en el tiro skeet. Es muy difícil entrar a unos Juegos Olímpicos en este deporte, porque son muy pocos cupos y hay que ganárselos. Tienes que estar rindiendo a full y ese es mi objetivo, volver a estar ahí nuevamente.
¿Hasta cuándo pretende competir?
Hasta que me dé el cuerpo y me den las ganas. Hay que tener motivación, ganas de viajar, apoyo de la familia. Pretendo ser mamá y eso obviamente va a hacer que las cosas sean más complejas, pero no imposibles. Espero estar hasta que lo siga disfrutando. Creo que eso es lo más importante. Yo amo lo que hago, me encanta el deporte a alto rendimiento, amo la presión, amo competir, amo que esté el corazón latiendo a 150 pulsaciones por minuto, que la mano esté temblándome. Las dudas de si seré capaz o no seré capaz, todo eso me encanta y espero seguir sintiéndolo, seguir disfrutándolo. Cuando lo deje de disfrutar quizás sea la señal de que ya tengo que dejar de hacerlo.
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