No habían sido fáciles estos meses para Francisco Gilabert, el juez del controvertido partido entre Huachipato y Copiapó, que definió la permanencia de los acereros en Primera División. El árbitro fue quien sancionó el penal que permitió que los siderúrgicos mantuvieran la categoría y, también, el principal protagonista de la polémica posterior, que terminó destapando el complot para desestabilizar a Javier Castrilli, quien tuvo que dejar la testera de la Comisión de Árbitros y quien hoy, en la comparecencia ante la Comisión de Deportes de la Cámara de Diputados se acordó de su expupilo. “El que llevó a Gilabert a ser internacional fui yo, después de que sufriera el nepotismo de la familia Gamboa. De esa manera se me pagó”, lamentó el transandino.
Gilabert solo tiene motivos para festejar. El dictamen de la Primera Sala del Tribunal de Disciplina de la ANFP, que sucede a la investigación realizada por el oficial de Cumplimiento, Miguel Ángel Valdés, lo exime de culpas y, lo más importante, lo deja sin sanción alguna. “Se absuelve al denunciado Francisco Gilabert y se ordena el archivo de los antecedentes a su respecto”, consigna la sentencia, en una suerte muy distinta a la que corrieron los otros involucrados en el caso. Felipe Jerez, Cristián Droguett y Mario Vargas recibieron sanciones durísimas, que ponen en riesgo sus respectivas carreras.
Sin embargo, pese a la felicidad que lo embarga, Gilabert opta por la cautela. “Estoy muy feliz, tranquilo. La verdad es una sola”, se limita a declarar a El Deportivo, dando cuenta de la mesura con que se toma la determinación más importante para su carrera referil. Se le nota aliviado, pero aún reflexivo respecto de los próximos pasos que dará. Anticipa que los medirá calmadamente, tal como sucedió durante todo el período en que duró la controversia, en los que evitó constantemente referirse a ella, aunque abriendo la posibilidad de que se produjera un diálogo profundo cuando se conociera la sentencia. “Cuando termine la investigación, voy a hablar”, le repitió, constantemente, a El Deportivo.
Ahora, después de brindar la escueta declaración posterior al fallo de la Primera Sala del Tribunal, que encabeza Exequiel Segall, adelantó sus próximas acciones públicas. “Voy a hacer una declaración al final de la semana”, puntualiza. Eso sí, se abocará a estructurarla con ayuda especializada, de manera de evitar cualquier tipo de dudas. “Debo hablarlo con mi abogado”, explica antes de cerrar definitivamente la conversación y plantear la invitación a la conferencia de prensa en la que, dice, profundizará respecto de la investigación, sus conclusiones y, sobre todo, de los costos personales que tuvo.
Días duros
“Llamaron de Santiago diciendo que había que cobrar penal”. Con esa frase, que un audio divulgado por radio ADN reveló públicamente, Gilabert pasó a estar en el centro de las miradas. La declaración estaba enmarcada en una conversación informal entre el juez y un cercano. “Cobro el penal, entendiendo que podía no ser penal, porque me la jugué. Vi desde atrás que la tocaba en el tobillo y caché que me iba a llamar el VAR. Listo. Me llama el VAR, voy a ver, veo que no es penal. Voy a salir con tiro de esquina y me dicen ‘Francisco, por favor, momento; analiza la camiseta’. Y veo una camiseta y veo un jalón de camiseta”, se le escucha decir durante la comunicación.
En el registro, el réferi revelaba que su decisión iba a ser otra, pero que fue presionado para cambiarla. “Digo que me parece que es una acción de juego, voy a ir con tiro de esquina. ‘Francisco, por favor analiza la camiseta’, me dicen. Y yo, ¿qué? Chucha, ahí entendí que algo había pasado. No sé qué chucha, pero algo raro. Y me fui con esa sensación de cobrar una hueá que no era. Termina el partido y el VAR me dice ‘hueón menos mal que cobraste el penal, menos mal que nos entendiste’. Puta sí, pero qué hueá pasó. ‘No, me llamaron de Santiago que tenía que cobrar penal’”, agregaba.
Ahí partió un intenso proceso que siempre lo tuvo en el centro de las miradas. Hoy, Gilabert respira profundo y, sobre todo, tranquilo.