Francisco Salas, figura chilena de esquí freestyle: “En Chile tenemos todo para ser potencia en las disciplinas de invierno”

Francisco Salas, esquiador chileno.
Francisco Salas, esquiador chileno.

El campeón sudamericano conversa con El Deportivo sobre su carrera y sus aspiraciones a futuro. Relata que más allá del alto nivel competitivo, mantiene la esencia que lo hizo aterrizar en esta categoría. "Yo a la montaña voy a disfrutar", dice.



La carrera de Francisco Salas (21) tiene mucho de tradición, pero también de rebeldía. El esquiador nacional inicia su participación esta semana en la Copa del Mundo, instancia a la que llega como campeón sudamericano de freestyle. Una disciplina que le apasiona y en la que aterrizó escapando de la monotonía. Buscando ser libre dentro de la nieve.

Desde Austria, donde se lleva a cabo la competencia, conversa con El Deportivo. En sus palabras se nota el entusiasmo y la pasión que le genera un deporte que a él no le ha traído más que buenos momentos. “El miércoles tuvimos el primer día de entrenamiento. Entró un poco de mal clima. Los primeros 45 minutos estuvieron buenos, pero después se tapó el cielo”, arranca diciendo.

Para Salas, el esquí es cosa familiar. Reconoce que fueron sus padres quienes le inculcaron la pasión por el deporte. “Mi mamá venía del trasfondo competitivo, pero mi papá también lo practicaba. Quizás le debo a ella todo el amor a esto. Es imposible estar más agradecido”, sostiene. Sin embargo, lo suyo es distinto a lo que hacían sus progenitores. Siendo un niño, Pancho, como le dicen sus cercanos, escapó del tradicional esquí alpino, para tomar un camino que, en sus palabras, le daba más libertad: el freestyle.

“En Chile la gente que esquía pone al alpino en un pedestal y el freestyle queda un poco como el deporte de los vagos. Entonces me pasó que de chico yo era disperso y algunos amigos me invitaban a saltar”, cuenta.

Aún es joven, pero desde la infancia su familia intentaba que practicara desde el lado tradicional: “Pero yo me arrancaba de los entrenamientos para ir a saltar. Ahí me di cuenta que era mucho más entretenido. Prefería eso en vez hacerle caso a un profesor que me daba instrucciones”.

“La modalidad me era más llamativa. Imagina que un cabro de ocho años, que se comía los retos del entrenador por hacer mal la curva, conozca un mundo nuevo, donde te dicen: ‘podí hacer un mortal en el esquí’. Yo quedé loco. Lo pasaba mejor. Ese ha sido mi foco. Yo a la montaña voy a pasarlo bien, no a sufrir”, agrega.

Francisco Salas llegó al esquí freestyle en su niñez y hoy es uno de los referentes sudamericanos.
Francisco Salas llegó al esquí freestyle en su niñez y hoy es uno de los referentes sudamericanos.

Un camino con recompensas

Esta no es la primera participación de Francisco Salas en una Copa del Mundo, pero nunca antes había llegado como campeón sudamericano. Algo que cambia la perspectiva con que se ve la competición. “Eso me deja súper contento, porque es un cupo ganado. Las expectativas no son tan altas. Yo me propuse una vuelta y esa es mi meta. Quiero dejar bien parado a Chile, con un buen resultado”, cuenta.

En el pasado, su llegada al torneo era por los cupos que cada país tenía. La Federación Internacional de Esquí abre chances para las naciones que sumen 50 puntos en las competencias, por lo que entraba mediante esa vía. “Todos los torneos que están bajo ese organismo dan unidades y yo accedía por ahí. No es que no existiera mérito, pero cuando gano el circuito sudamericano tengo derecho a mi cupo personal, con nombre y apellido”.

Desde el niño que se escapaba de los entrenamientos de esquí alpino para adentrarse en una categoría distinta ha pasado casi una década. Las motivaciones para Salas, según expone, no han cambiado. Sigue manteniendo la esencia a la hora de competir. “Eso era ir a esquiar con mis amigos, pasarlo bien. Tener un poco de susto y sentir adrenalina. Me hacía más sentido que levantarme a las 8 de la mañana a pasar palos, con frío y un profesor retándome. Esto era más entretenido”, rememora.

Pese a las dudas que podía generar, asegura que su familia jamás vio con malos ojos el cambio de categoría. En un inicio pudo causar algún resquemor, pero no se lo hicieron notar. “Lo asumieron y han sido un siete conmigo. El primer año quizás pensaron ‘qué hace, se está metiendo a esta cuestión’, pero luego nada. Se los debo todo, han sido mi pilar de apoyo”, afirma.

Francisco Salas practica una disciplina donde se siente más libre que en el esquí alpino.
Francisco Salas practica una disciplina donde se siente más libre que en el esquí alpino. Foto: Matías Donoso

Pese a ser una disciplina con tradición, el esquí sigue siendo un mundo poco conocido en Chile. Por ende, el deportista de 21 años detalla las diferencias entre ambas categorías. “El alpino es velocidad. Tiene distintos trayectos, pero es ir de a A a B, bajando lo más rápido posible. En sus diferentes modalidades. Lo mío son obstáculos. Yo lo comparo con un skatepark, pero de nieve. Uno ahí va fluyendo, haciendo trucos y sorteando la dificultad. En ese sentido, la competencia son circuitos”, expone.

En búsqueda del crecimiento

Como sucede con muchos deportes, Francisco Salas cree que el país aún está lejos de su techo de rendimiento. No obstante, a diferencia de otras actividades, sostiene que Chile tiene todo para mejorar: “Los centros de esquí se deben comprometer con tener snowparks. No digo que tengamos los saltos más grandes del mundo, pero si lo básico para que los niños puedan ir y entender de que se trata esto, además de pasarlo bien. Después, los clubes deben desarrollar las ramas”.

“Tenemos la cordillera de los Andes, nosotros deberíamos ser una potencia a nivel invernal, en todas la disciplinas. Falta infraestructura, comunidad y cultura de montaña. Yo busco aportar mi granito de arena”, agrega.

En su caso, lo logrado en este 2022 es conseguir podio siempre. Pero para aquello ha tenido que viajar por el mundo a lugares con centros aptos para entrenar. “Yo he hecho muchas temporadas en un lugar llamado Park City, en Estados Unidos. Allí debe haber cinco snowparks distintos. Hay mucha más infraestructura dentro y fuera de los centros. Tienen buenas camas elásticas, saltos en patines, saltos de espuma. Hay mucho más de todo”, relata.

“La competencia subcontinental refleja nuestra infraestructura. Los sudamericanos estamos hechos de coraje. Yo por suerte he tenido la suerte de moverme y eso ayuda a elevar el rendimiento. Me consta que otros esquiadores han vivido lo mismo. Tenemos un grupo de cinco o seis personas en el cono sur que están bien aspectados internacionalmente. En Argentina están más avanzados. En Chile tengo la misión de crear comunidad”, expone.

Metas personales

Francisco Salas tiene un norte: clasificar a los Juegos Olímpicos de Invierno de 2026. Aún quedan cuatro años. Pero sus trabajos ya están enfocados en ello. Agradece que la profesionalización esté ayudando a romper con estigmas que tiene lo que practica. “Existe un conservadurismo respecto al deporte como trabajo, pero, en mi caso, el hecho de que el freestyle se haya hecho olímpico nos ayuda mucho”, se explaya.

“Antes éramos visto como los vagos del esquí. ‘Estos se levantan más tarde y van a puro pasarlo bien’, decían, pero ahora se ha profesionalizado. La vida es viable y eso está bueno. Además, en la Federación nacional se han portado excelente”, manifiesta.

En esa línea, agradece los esfuerzos que se han realizado en pos de contar con más herramientas necesarias: “Estoy contento porque gracias a la gestión se pudo comprar una bolsa de aire. Sirve para simular un salto en la nieve y estará disponible tanto a las futuras generaciones, como a quienes ya competimos en alto nivel”.

De esta manera, vislumbra el proceso de cuatro años en el que buscara su clasificación a los próximos juegos invernales. “Son un gran objetivo. Esa es mi gran meta. Estoy enfocado. Presentando todos los proyectos para obtener los fondos y poder hacer las giras. Espero que los centros de esquí se la jueguen y con eso tendríamos todas las herramientas para dar una pelea que es totalmente ganable”, proclama.

“El proceso de clasificación parte dos años antes. El circuito mundial se disputa normal. Estos dos años serán para disfrutar la competencia, sumar experiencia y subir mi nivel, para luego llegar bien preparado a esos dos años. Debo tener un gran nivel para poder entrar en el grupo de atletas que va a los JJOO”, explica.

“He tenido buenos logros este año. Hace dos años que no se hacía el circuito Sudamericano. Los resultados se dieron a mi favor, pude obtener varios primeros lugares. Hice podio en todas las fechas y me pude llevar el título que me tiene en la Copa del Mundo. Fue pagar mi esfuerzo después de un tiempo sin poder competir”, complementa.

En ese sentido, Salas vuelve a la base de su discurso para referirse a sus retos. Si bien hoy es un deportista de alto rendimiento, su idea de jugar disfrutando, pasándolo bien, no cambia. “La competencia es súper sana. En un entrenamiento para la Copa del Mundo son todos buena onda, hay hermandad. Te felicitan por tus trucos. La esencia se mantiene. Hay presión al competir, uno no viene a pasear, pero se da de manera sana”, afirma.

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