Mientras sus compañeros entonaban el himno nacional, Ben Brereton guardaba un respetuoso silencio. Manos atrás y vista fija hacia el frente, el delantero del Blackburn Rovers participaba del rito con cierta distancia. Claramente, no dominaba la letra ni la entonación. Después, en la tradicional arenga cerca del centro del campo de juego, también se limitó a escuchar. Y a tratar de comprender lo que decía el capitán Claudio Bravo. Tardaría pocos minutos en demostrar que, dentro de la cancha, entendería todo. Que su primera vez como titular estaba justificada. Y que sería una pieza clave para la victoria de Chile sobre Bolivia, un rival que venía dándole dolores de cabeza desde 2016, el último año en que había logrado vencerlo.
Ben se hizo notar de inmediato. Partiendo cargado hacia la izquierda, se mostró permanentemente como una opción de pase. Ya en el minuto de juego, había intentado un centro para Jean Meneses y, un minuto más tarde, un pivoteo. Luego, en los 3′, en una acción algo rústica, pero efectiva, provocó un tiro de esquina.
El ariete intentaba hacerse comprender. Con gestos más que con palabras, considerando que no domina el español, procuraba mostrarles a sus compañeros donde debían enviarle el balón. Eduardo Vargas le entendió a la perfección en los 10′, cuando le cedió un balón que el ingles definió con un derechazo inatajable para Lampe. Fue la apertura de la cuenta, el primer tanto con la camiseta del país de su madre y el instante para la emoción, quizás recordando los orígenes y los principales afectos.
Habría más. Cinco minutos después del tanto, el delantero estuvo a punto de vencer otra vez a Lampe. Un cabezazo esquinado tras un centro de Vidal casi se convierte en el segundo tanto. A esas alturas, las redes sociales se colmaban de menciones y hasta la cuenta oficial de La Roja le improvisaba una canción.
La primera etapa la cerró con 19 toques, 12 pases, tres remates y dos centros, una producción que reforzó el entusiasmo que ya había generado en el debut frente a Argentina.
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El inicio de la segunda parte mostró a un Chile deslucido y errático en la posesión del balón, lo que se tradujo en una menor participación del europeo en el juego.
En los 57′, con el foco puesto en la contención de los intentos altiplánicos, Brereton recibió el golpe más duro, una entrada por detrás que lo tuvo unos segundos en el suelo. Poco tardó en reponerse y volver al ataque. Cinco minutos más tarde, se internó en el área y sacó un centro que no encontró interlocutor. Antes, se había mostrado inquieto, intentando darles indicaciones a sus compañeros, siempre usando las manos.
En los minutos siguientes, con Chile corriendo detrás del balón, Brereton mostró su lado solidario y se cargó hacia la izquierda, a veces en la línea de los volantes, intentando colaborar en la recuperación. También fue a despejar un córner en contra. Sin alimentación de parte de sus compañeros, su rendimiento ofensivo decayó, aunque la tarea ya estaba hecha. En los 83′, lo reemplazó Pablo Aránguiz.