Terminó caliente el partido entre Universidad de Chile e Iquique. Incluso después de los noventa minutos, cuando se suponía que los ánimos ya se habían tranquilizado. Pero no. La disputa entre funcionarios ligados a las áreas de comunicaciones y marketing del club azul con dirigentes y parte del plantel iquiqueño, a la que se sumó la participación de un guardia, quien intentó filtrarles a los medios de comunicación la tristeza de los futbolistas visitantes, casi detonan una nueva batalla lejos del campo.

Hubo palabrazos. El iquiqueño más exasperado era el delantero Matías Donoso. En el camino al bus, se volvieron a cruzar. Ahora, también se involucraron el presidente de los Dragones, Cesare Rossi y el vicepresidente Jorge Fistonic, quien exigió que se individualizara a los funcionarios involucrados. También le pidieron explicaciones al gerente Felipe de Pablo. Otra vez, Donoso tomó protagonismo.

La confusión creció. Ambos se culparon por el bochorno y anunciaron que acusarán a la contraparte. Carabineros, en tanto, tomó testimonio a los funcionarios acusados de participar en el incidente.