La presencia de grandes magnates en el fútbol no es un fenómeno nuevo, pero sí uno que se expande cada día a nivel mundial. El último equipo en cambiar de propietarios fue la Fiorentina, en Italia, que ahora le pertenece al empresario estadounidense Rocco Commisso, quien se hizo con el elenco viola por una cifra que ronda los US$ 180 millones.

La de Florencia será la cuarta escuadra de la Serie A que está en manos de capitales estadounidenses, después de que el Milan, la Roma y el Bologna siguieran el mismo camino. Será el quinto del país, además, pues el Venezia, de la Serie B, está en igual situación. El Inter de Milán, en tanto, está en manos chinas.

Los millones van y vienen y cada día son más los elencos que están en manos de empresarios extranjeros en cada una de las ligas. La puerta se abrió en 2003, cuando el ruso Roman Abramovich adquirió el Chelsea y comenzó a cambiar el mapa del fútbol inglés, pionero en este sentido. Hoy, además de los blues, el Arsenal, el Fulham y el Manchester United son controlados por capitales de Estados Unidos, mientras que el Manchester City funciona con dinero de Arabia Saudita y el Leicester City se sustenta con capital de Tailandia, de acuerdo al detalle de la revista Forbes.

Lo mismo ocurre en otras latitudes. En Francia, por ejemplo, con el PSG (Qatar) y el Mónaco (Rusia), que también son controlados por dineros que provienen desde fuera de Francia. O en España, donde el Valencia le pertenece al empresario de Singapur Peter Lim, el Granada y el Espanyol son propiedad de inversores chinos, mientras que el Valladolid es del exfutbolista brasileño Ronaldo.

Magnates comprando equipos: la nueva realidad del fútbol mundial.