Hoy se realiza el desfile inaugural de los Six Days, el mundial de motociclismo enduro que se toma Viña del Mar desde el lunes. Las motos, los pilotos y las delegaciones se preparan para los más de 800 kilómetros en los caminos pedregosos de la Quinta Región. Las tuercas y el motor suenan fuerte en una competencia que recibe a 30 países y más de 500 corredores. Entre ellos, cuatro hombres estarán representando a Chile en la categoría adulta. Benjamín Herrera, Leonardo Quintanilla, Diego Rojas y Gabriel Balut llevarán la roja en las rutas arenosas.

Antes de subirse al desafío y en la víspera de correr su séptimo mundial, Balut, capitán del equipo, recibe a La Tercera y analiza las opciones nacionales. También cuenta lo mejor de su deporte. Estar dentro del top cinco es la meta, pero meterse en el podio, la ilusión mayor.

¿Por qué es ese el objetivo?

Las selecciones de otros países son muy fuertes. Francia, Alemania, Estados Unidos y Australia tienen grandes corredores. No nos queremos quedar atrás. Lo mejor que hemos salido es un séptimo lugar en La Serena (2007). Con el pasar de los años y el profesionalismo de cada uno, un quinto lugar sería bastante bueno, pero quién sabe si un tercero.

¿Es factible cumplir con eso?

Sí, somos cuatro pilotos, tres de ellos muy rápidos: Quintanilla, Rojas y Herrera, que son grandes exponentes y muy profesionales.Yo soy el capitán y entré de último minuto, por la lesión de Sebastián Taverne. Fue imprevisto, porque mi actual parada es un vuelco hacia el rally, como navegante de Ignacio Casale.

¿Cómo se tomó la noticia?

Me llegó de sorpresa. Faltaba un piloto de 250 cc y yo cumplía los requisitos. Me he adaptado bastante bien. Quiero demostrar al máximo mi nivel en estos seis días, donde van a estar todos los chilenos apoyando.

¿Cuál es su rol como capitán?

Más que nada unir al grupo. Es mi séptimo mundial, corrí el primero en 2006 en Nueva Zelanda. El técnico nos dice que cumplo un buen papel, dada mi experiencia. Soy el piloto de mayor edad en el grupo.

¿Cómo se relacionará la selección estos días?

Es el momento de dejar todo de lado y unirnos por el grupo. Vamos todos por Chile, remando para el mismo lado. Hemos venido trabajando y queremos ser lo más profesionales posible. Nos mentalizamos, estamos en el mismo hotel. La idea es estar juntos lo más que se pueda.

¿Recuerda alguna anécdota de su participación en mundiales?

Nos han tocado condiciones muy adversas. En Nueva Zelanda, Alemania y Finlandia hubo mucho barro y bosque. Los chilenos somos buenos en terreno seco, pedregoso. En Alemania rompí el radiador, que prácticamente te deja fuera. Yo mismo lo pude eliminar, lo boté, amarré las mangueras y pude seguir. De otros países aplaudieron mi garra.

¿Qué será lo más difícil este año?

Vienen de todo el mundo, el nivel está. Los pilotos afuera son profesionales, reciben sueldo por lo que hacen, los apoyan las fábricas. Estamos un nivel un poco más amateur, por eso queremos demostrar nuestro nivel, dónde estamos y llegar lo mejor parados.

¿También es un objetivo pasarlo bien o eso queda para otros deportes?

Siempre hay que pasarlo bien. Nos jugamos la vida y el pellejo arriba de la moto. Hace dos años casi quedo parapléjico por una lesión en la columna y eso te hace replantear: ¿valdrá la pena arriesgar tanto? Pero aquí estamos, de vuelta. La pasión y el fanatismo son más grandes. La competencia está en nuestra sangre.

¿Qué le pasó?

En Quintero tuve una caída muy fuerte, donde me rompí dos vértebras. Una estalló y astilló mi médula. Dejé de sentir de la cintura para abajo por varios días. Fue un gran susto. Fue un primer mes muy duro, pero al segundo y tercero avancé rápido. Me ayudó mi condición física de deportista.

Las lesiones son parte de esto...

Sí, siempre hay lesiones, ya sean chicas, de un dedo, una muñeca o un raspón. Ya estamos acostumbrados. Somos muy perros en el enduro, aguantamos. La pasión es más fuerte que el dolor del cuerpo humano.