Mirando la final de la bala femenina, a la espera de recibir las felicitaciones públicas del Presidente, Gabriel Kehr sonríe en la Videna. Lo acompaña su inseparable amigo, Humberto Mansilla, con quien reescribió la historia el jueves. Antes de atender a La Tercera, avisa que no contestará preguntas que tengan relación con la acusación de homicidio, resuelto con una condena por lesiones graves, que lo tuvo en el juzgado los dos últimos años.
Qué logro el suyo, justamente cuando el atletismo necesitaba nuevas glorias.
Fue un día muy intenso. Me duró la energía hasta muy tarde, no pude descansar anoche pensando en esto. Lo que vivimos fue tremendo, pero ya estoy de vuelta para seguir entrenando y llegar al Mundial de la mejor manera en octubre.
¿Quedó molesto por no haber conseguido la marca mínima par clasificar a Tokio 2020?
Siempre lo he dicho: mis expectativas son altas. Quiero hacer la marca, pese a que también ahora está la modalidad para entrar a través del ranking mundial, donde por puntos en este momento estoy décimo y entran los 32 primeros. Estoy virtualmente adentro, pero quiero hacer la marca mínima para optar a una final olímpica.
Mirando las marcas, ya sabía que era uno de los favoritos.
Sí, pero en estos campeonatos el medallero siempre se mueve. Por las marcas y los metros en que estábamos los competidores, todos, excepto uno, pasábamos los 75 metros de mejor marca, pero en la competencia siempre se mueven los medalleros y en estos campeonatos, más que la marca, lo más importante es conseguir un medalla para Chile.
¿Se sintió presionado por el favoritismo?
Mas que todo, vine a buscar lo que era mío. Ahora estoy recuperando todo y no puedo estar más feliz.
Recupera también el sitial de honor que tiene el lanzamiento, que venía tan golpeado.
El lanzamiento de Chile está muy fuerte, creo que es una de las pruebas más fuertes que tiene nuestro atletismo. Hay que seguir potenciándola para hacer un muy buen papel en Santiago 2023 y que el Estado nos siga apoyando, aunque hasta el momento lo han hecho bien.
Llama la atención que con Humberto Mansilla, pese a ser los mayores rivales dentro del foso, afuera sean los mejores amigos.
Sí, es hasta mi compadre. Con el Beto nos conocemos de antes, del colegio Los Trigales de Temuco. Llegamos a entrenar juntos, entonces nos hemos apoyado siempre. Esa rivalidad entre los dos nos tira para arriba, porque siempre estamos compitiendo. Hay mucha gente que no tiene ese privilegio, porque no tiene con quién conversar, compartir y salirse un poco de la rutina del entrenamiento. Tener un amigo al lado siempre te tira para arriba.
Rivalidad y amistad
¿Cómo se maneja esa rivalidad?
Uno siempre quiere ganar, pero nosotros nunca nos hemos tenido mala. Es súper extraño, pero afuera somos amigos. Además, cuando el Beto lanza yo estoy afuera apoyándolo, aplaudiéndolo. Y si me gana, soy el primero en alegrarme. Mientras nos llevemos el un-dos a Chile, está perfecto.
¿Cuanto tiempo soñó con este oro?
Cuando el Beto fue a Toronto 2015, volvió un poco bajoneado. Participamos en los Panamericanos juveniles y ahí conseguimos el un-dos. Fue en ese momento cuando nos prometimos hacer lo mismo pero en Lima, hace cuatro años. Ha sido un proceso largo, pero estamos felices.
Y los entrena Mario Saldías, un chileno, y el más joven en conseguir medallas del atletismo chileno.
Para mí, él es el pilar fundamental de todo esto. Sin él no podríamos hacer nada. Él nos formó, nos dio la vida en esto. Le agradezco por todo. Espero seguir tirando para arriba, somos un gran equipo y no tenemos techo.