El receso mundialero de Colo Colo no fue particularmente tranquilo. Desde la contratación de refuerzos hasta un intento de motín por parte de Aníbal Mosa adornaron este período normalmente fome y plano.
Más entretenido se puso cuando se anunció por fin la llegada de Lucas Barrios. Una eventual dupla con Esteban Paredes hacía frotarse las manos a más de uno y probablemente varios rivales empezaron a arrugar la nariz.
Pero la llegada de Esteban Pavez generó una leve controversia. No porque no sea un buen jugador (sí lo es), sino porque Colo Colo ya tenía cubierta esa zona. Las prácticas empezaron a develar algo que parecía poco probable. Tapia alineaba una línea de cuatro defensores y tres volantes de contención. Si lo tenía estudiado para enfrentar a Corinthians, era perfecto. Pero no fue menor mi sorpresa cuando lo vi ayer en Viña, frente a Unión La Calera.
No se puede desconocer que en la primera parte los albos trataron de llegar al arco de varias maneras. Enganchó a Paredes y por ratos pareció que Lucas Barrios podía salir del área. Pero la sobrepoblación y recorrido a lo ancho hacían que Colo Colo fuera un cuadro dominador, pero inofensivo. La lentitud del traslado fue la mejor ayuda que pudo tener el cuadro calerano que hacía poco esfuerzo por recuperar el balón (y poco para atacar, dicho sea).
Fue demasiado evidente que el ingreso de Jaime Valdés cambió la dinámica del juego. Su forma de encarar con más metros desarticuló el estricto esquema local. Ni hablar de la entrada de Pinares, que tuvo en sus pies el tercero.
Si la idea era practicar un esquema para Copa Libertadores, habrá que decir que el resultado no es sinónimo de éxito precisamente. Colo Colo, en Chile, puede ganar con múltiples esquemas y diferentes organizaciones de juego, como lo demostró ayer. Pero claramente no es el problema mayor. Afuera la cosa cambia y mucho.
Durante la semana Héctor Tapia aseguró que a La Calera había que voltearla como sea. Lo importante era ganar. Y lo hizo con justicia. Pero espero más de Colo Colo y sobre todo de Tapia, a quien considero muy capacitado.
Colo Colo ganó aferrándose al pragmatismo que tan de moda se puso en Rusia. Veremos si en Brasil es suficiente.