Garbiñe Muguruza (Caracas, 8 de octubre de 1993) está feliz por volver a jugar en Melbourne, donde el año pasado llegó a la final del Abierto de Australia y se reencontró con el tenis que la llevó a ganar Roland Garros y Wimbledon y a encumbrarse hacia el número uno del mundo. Siempre sonriente, la tenista nacida en Venezuela, pero que eligió representar al país de su padre, conversa con La Tercera desde Oceanía, en la antesala de un evento para ESPN, la cadena que transmitirá los torneos WTA y ATP de esta temporada. Venezuela, el número uno, los grand slams y la pandemia son parte de esta conversación con la 15ª del planeta.

Hubo varios reclamos de tenistas. ¿Fue muy caótica la cuarentena para usted?

Bueno, a ver. Ha sido un reto, realmente, porque no es fácil cuando te ponen unas condiciones estrictas y cumplirlas perfectamente durante dos semanas, pero he sido de las afortunadas; de las que han podido entrenar y he podido salir cinco horas al día, que parece que no, pero es muchísimo. La verdad es que he intentado coger todo lo que he podido y aprovechar mis oportunidades.

¿En qué se ha entretenido en el encierro?

Yo venía bastante mentalizada. No hay que olvidar que el año pasado también jugamos muchos torneos en los que no podíamos salir de la habitación, así que he venido preparada para hacer mis clases de francés, para intentar hacer mis estudios online, para entretenerme viendo películas, series. De todo un poco…

¿Es partidaria de vacunarse?

¿Sabes? No sé exactamente. No creo que tenga opción, tampoco. Porque el día que nos tengamos que vacunar, tendremos que hacerlo. Estoy viendo que la vacuna está funcionando, también he visto que alguna vez algo puede pasar, pero es algo de lo que no tengo ni idea.

Muchos dicen que la pandemia les cambió la vida e hicieron introspección. ¿Qué lecciones saca de este periodo?

Eso de la introspección yo ya lo había hecho, así que no necesitaba esta cuarentena como para hacer ese viaje interior, pero ha sido duro, realmente, porque nuestra vida tan frenética se ha parado de un día para otro y hemos tenido que adaptarnos y buscar en estas circunstancias, como tú dices, cosas para entretenernos. Al final, si queremos trabajar, tenemos que cumplir estas normas, que van en beneficio de todos para poder jugar y no tener ningún riesgo. Pero, si queremos volver a jugar al tenis y competir, es la única manera que hay en este momento. Y sabemos que no va a durar así siempre. Hay que aguantar y hay que ir a través de la tormenta.

¿Cómo ha estado su familia en Venezuela con la pandemia?

Ay. Yo creo que es un país al que solo le faltaba el coronavirus, realmente. Antes de este virus, ya era un país que tenía muchos problemas de todo en general. Vivir allí es realmente una locura, una aventura. Yo soy siempre muy sensible a todo ello, hablo poco porque al final no vivo la realidad y no quiero desde fuera comentar lo que la gente sufre allí, pero muy triste, porque el coronavirus solo hace más que empeorar una realidad que no parece cambiar.

El año pasado fue finalista en Australia y recuperó ese fuego sagrado que echaba de menos. ¿Cómo fue esa experiencia?

Es increíble que haya pasado un año. Fue un torneo muy bueno, está claro que casi gané. Hace tiempo que no jugaba una final de Grand Slam y me encontré con un buen tenis, con una buena sensación. Pude poner todo el puzzle junto y, la verdad, es que fueron dos semanas con un tenis magnífico, así que me dio esa certeza de que el trabajo, que venía haciendo desde hace varios años y que no acababa de encajar, por fin dio sus frutos, y es simplemente “espera tu momento, que si trabajas fuerte, tarde o temprano llegará tu torneo”.

¿Cuánto influye Conchita Martínez en usted como jugadora y persona?

Es una muy buena influencia. Nos conocemos desde que yo tenía 15 años. Entonces, son muchos años de muy buena relación; de experiencias también como capitana del equipo español. Tenemos una relación muy genuina, muy natural, tenemos a veces un carácter parecido a la hora de estar en una pista de tenis, nos entendemos muy bien. Tener a ella en mi equipo también ha funcionado, porque soy otro tipo de jugadora. He evolucionado de una manera más madura, con más experiencia y también se ha juntado con un momento en el que yo estoy más abierta a tener otra perspectiva. Es una mezcla de cosas y realmente ha sido un buen timing.

Con 27 años, dos títulos de Grand Slam y habiendo sido número uno del mundo, ¿qué sueños le quedan por cumplir en el tenis?

Ganar todos los grand slams. Creo que es el sueño de cualquier tenista tener los cuatro en tu casa. Eso sería un súper sueño. Y simplemente estar jugando las finales. Al final uno entrena muy duro y muy fuerte porque quiere sentir esa sensación de jugar una final, de poder ganar un trofeo. Yo creo que nunca te cansas de esa sensación tan buena; de estar ahí, de sentirte que soy de las mejores jugadoras. Yo creo que eso es lo que nos motiva, realmente.

¿Es mejor ser número uno o ganar un Grand Slam?

Cuando era pequeña, yo siempre soñaba con ser número uno: “Yo quiero ser número uno, yo quiero ser número uno”. A muerte. Y cuando pude obtener las dos cosas, ganar un Grand Slam y ser número uno, me di cuenta de que la sensación de ganar un Grand Slam no se puede igualar. El estar en una pista de tenis, el tocar el trofeo, el llevártelo a casa… Yo creo que esa es una súper sensación. Más que ser número uno, que es genial, pero depende mucho de un ranking y de un sistema en el que, si ganas o pierdes un partido más, puedes bajar, subir, bajar, subir. Entonces, es algo más momentáneo, pero el trofeo te sirve para toda la vida.

¿Considera que el mundo del tenis es desigual para las mujeres?

Creo que quizás haya todavía algunas cosas por igualar, pero también tenemos que ser conscientes de que somos uno de los deportes más iguales. Se ha conseguido un montón de mejoras, es un deporte muy popular. El tenis femenino le llega a la gente a casa, la gente puede ver ese deporte. Entonces, yo, desde mi punto de vista, me considero bastante afortunada. Creo que hay otros deportes que deberían dar un golpe en la mesa, pero desde luego en el tenis no nos podemos quejar.

¿A qué jugadora joven ve como la futura animadora del circuito?

No tengo ni idea, la verdad. Ahora hay muchas chicas jóvenes que están jugando muy bien. Te fijas y ves el top ten, y ha cambiado mucho. Ya no son esos nombres más de veteranas, ahora son de chicas más jóvenes; más nuevas, que están jugando muy bien. Ahora en el tenis femenino no veo quizás una favorita. Hay muchas que están jugando muy bien y pueden ganar los torneos más grandes. Antes había dos o tres chicas muy dominantes y ahora hay un abanico de más opciones.

¿Ve a Serena ganando el Grand Slam que le falta para igualar a Margaret Court?

Serena es Serena y está claro que le sobra el tenis. Creo que mientras más pase el tiempo, puede ser más difícil, ya que hay chicas que se van afianzando más en el top y quizás, físicamente, supongo que la edad también cuenta. Te vas haciendo más veterana y las chicas más jóvenes, que tienen más energía o son más atléticas, van andando fuerte. Yo creo que sí es capaz de hacerlo, pero ahora creo que se está poniendo más difícil.