Definitivamente 2019 es el año de Christian Garin (47º) y la arcilla comienza a convertirse en su feudo. Así lo confirmó ayer ante el argentino Diego Schwartzman (24º) en el ATP 250 de Múnich, a quien derrotó por un categórico 6-1 y 7-5, para avanzar a cuartos de final.
El número uno nacional tuvo un inicio arrollador, superando en todo al transandino, quien lo había derrotado en 2018 en Davis. La diferencia entre ese partido y el de ayer fue abismal.
Tres quiebres consecutivos sentenciaron el primer set. Pelotas potentes y anguladas dejaron sin opción al Peque, quien no le encontraba la vuelta al partido.
Bajo esas circunstancias, Peque se vio obligado a levantar el nivel en el segundo para evitar una derrota catastrófica. Por momentos, lo logró. De hecho, estuvo buena parte del parcial con un quiebre arriba. Sin embargo, el pupilo de Andrés Schneiter no perdió el rumbo y emparejó las acciones. Incluso, pudo cerrar el duelo en el décimo juego, cuando tuvo tres match points, pero finalmente logró sellar su victoria en el duodécimo, tras forzar con un gran ataque de revés el error de Schwartzman, cuya pelota se fue apenas larga.
"El primer set creo que fue de los mejores sets que he jugado este año. Por lejos. Jugué muy agresivo, sobre todo con los paralelos de derecho y de revés. Diego, de fondo, debe ser uno de los jugadores más sólidos del circuito. Obviamente tenía que arriesgar un poco más y creo que estuve muy fino", señaló a radio ADN.
En cuartos, Garin se medirá con el alemán Alexander Zverev (3º). El jugador local, que cayó la semana pasada en Barcelona ante Nicolás Jarry, viene de derrotar al otro pupilo de Schneiter, el argentino Juan Ignacio Lóndero (80º), por 7-5 y 6-1.
Un victoria ante el último bicampeón del certamen, dejará al Tanque con un pie y medio en el top 40 y le permitirá asegurar el mejor ranking de su carrera.