Raro fue el ATP 500 de Río. Más que nada por la lluvia que empezó a aguar todo a mitad de semana. Partidos que se iniciaban a las 11 de la noche, después de que los tenistas pasaran la tarde jugando videojuegos o pool. Dos enfrentamientos en un día y hasta un finalista llegado desde la qualy. En ese escenario extraño, Christian Garin hizo suyo el ATP 500 brasileño, su cuarto título del circuito. Y además escaló hasta el puesto 18 del mundo. Un salto gigante.
Extraño fue el domingo también. El chileno tuvo que saltar cerca del mediodía a terminar su partido de semifinales ante el croata Borna Coric (32º). Había gente en las tribunas, pero apenas vieron 14 minutos de tenis. El partido estaba 6-4, 4-4, 15-15 hasta antes de la interrupción y en ese corto tiempo, el chileno cerró el negocio y se fue a camarines a esperar la gran final.
El choque ante el croata había sido bastante más divertido la noche del sábado, cuando entre interrupciones por lluvia, ropa mojada de los rivales y pelotas que se resbalaban en las húmedas líneas, se había suspendido, poco después de que el chileno perdiera le ventaja de 3-0 que se había fabricado en el segundo parcial. Fue un buen momento para detener todo. Ayer, por la mañana, quedó demostrado.
El italiano Gianluca Mager (128º) sería su rival en la final. Había vencido paralelamente al húngaro Attila Balazs (106º), curiosamente su contrincante también en su final de la qualy.
En el papel, el italiano era menos jugador que Coric o que el mismo Diego Schwartzman, el argentino que había sucumbido 15 días antes en la final de Córdoba ante Garin. Pero cierto era también que Mager se había encargado de sacar del campeonato carioca al gran favorito, el austríaco Dominic Thiem (4º) en los cuartos de final.
Pero en su primer ATP en que brillaba (nunca había alcanzado siquiera cuartos de final), el italiano complicaría -dentro de sus posibilidades- a Garin. Ambos se mostraron muy irregulares en el compromiso final; ganaría el que acertara en el momento adecuado.
Al principio como en otros encuentros, parecía que el nortino iba a arrasar con su rival. Sin embargo, rápidamente se recuperó Mager (y cayó Garin) para llevar todo a un tie break, donde el chileno volvió a escaparse, esta vez, sin darle opción a su rival de alcanzarlo: 7-3. Acertó cuando era clave.
En el inicio del segundo set, Garin cae en su peor momento del partido, justo después de que Mager pidiera atención médica. Los partidos de trasnoche y las largas esperas le pasaron la cuenta al europeo. Al chileno también, de hecho, la organización del ATP de Santiago aceptó su petición de debutar el jueves.
Decidido el italiano en esa parte del duelo. En el peor momento del Tanque se agrandó, pegando como un top 20, con confianza del fondo, duro, inalcanzable para el chileno.
Eso parecía al menos. El parcial se encaminaba tranquilamente hacia un tercer set. Cinco juegos a tres estaba arriba Mager, cuando sigilosamente Garin despertó. Casi sin darse cuenta, el italiano cayó en el juego del chileno. Igualó 5-5 el Tanque y le puso toda la presión a Mager, quien ahora tenía que sacar para forzar otro tie break. El asunto no sería así. Recibiendo, Garin aseguraría el compromiso y su cuarto título ATP.
Por la mañana, Garin mantuvo su curioso invicto en semifinales de torneos ATP y por la tarde aumentó a 4-1 su récord en definiciones. Y lo hizo en su mejor final, la de un ATP 500.