Antes de viajar a Miami, donde disputará la próxima semana la qualy del segundo Masters 1.000 de la temporada, Christian Garin (72º) entrena duro en el Club de Tenis Providencia junto a Paul Capdeville, quien las oficia de entrenador y sparring en su estadía en Santiago. En medio del cemento, el número uno del país, conversa con La Tercera. Revela sus cábalas: "Trato de hacer lo mismo que hice el día anterior".
¿Cómo han sido los días después de la mejor semana de su carrera?
Han sido buenos, he podido descansar, recargar pilas. También, en la parte tenística, he podido entrenar, ya me estoy yendo a Miami para preparar la qualy del Masters 1.000. El Gringo (Andrés Schneiter, su entrenador) me pidió que hiciera una semana de preparación allá. Después de Miami, voy a estar jugando Houston. Ahí voy a ir con Paul (Capdeville). Dependiendo del resultado en Houston, veré si voy a Montecarlo.
¿Esperaba llegar tan rápido a una final de un torneo ATP?
La verdad es que esperaba tener buenos resultados, no sé si una final. Pero cuando en Buenos Aires perdí con el campeón, en Río con el finalista y jugando bien partidos peleados y ganando partidos buenos, sentía que el nivel lo tengo y que eran detalles los que iban faltando. En Sao Paulo sí se dio que jugué muy bien, que luché mucho y que las condiciones me fueron bien. Hice un buen colchón de puntos y me sirvió para darme cuenta de que sí estoy en el nivel ATP. Aunque todavía me queda mucho por mejorar, eso me da mucha ilusión para lo que viene.
¿Cuál era su mayor miedo al entrar a los torneos ATP?
Obviamente, tenía miedo de no estar a la altura del circuito. Pero al primer torneo que fui, jugué muy bien; me sentía entrenando a buen nivel con los jugadores buenos. Al tercer entrenamiento, de igual a igual. La verdad es que ahora, sin duda, voy enfocado de otra manera a los torneos. Gane o pierda, ya el foco es distinto.
¿Ganar en la Copa Davis fue para usted una liberación?
No sé si una liberación, pero fue algo que me dio muchísima confianza, me hizo creer más en mí. También era un objetivo muy grande que tenía este año.
¿Su buena campaña en arcilla lo ilusiona con hacer algo bueno en Roland Garros?
Es uno de mis torneos favoritos, tengo muy buenos recuerdos. Las condiciones me van bien, me gusta. Siempre que jugaba la qualy, me pasaba algo, pero este año es distinto: jugué Australia, entrando directo; ya sé más o menos lo que es estar en un Grand Slam y vivirlo.
Antes hablaba de falta de madurez. ¿Cómo ve el camino ahora?
Yo lo miro de otra forma, estoy haciendo lo que me gusta, jugando torneos increíbles. Tengo un equipo de trabajo muy estable, muy profesional. Tengo una base en Chile, después de las giras me devuelvo a la casa y eso me da una energía tremenda para seguir. Me hace jugar bien y las consecuencias son los buenos resultados.
¿En qué forma contibuye Paul Capdeville a su tenis?
Eso es un tema que nunca lo había aclarado, porque Paul pertenece al equipo hace muchos meses. No es una novedad, llevamos muchos meses trabajando. No se ha dado viajar, porque el Gringo ha podido coordinar los calendarios del Topo (Juan Ignacio Londero) y mío. Cada vez que vengo a Chile juego con él; antes de la Copa Davis entrené con él una semana. Sin duda tiene que aportar, el Gringo lo conoce bien y lo eligió porque lo entrenó durante cuatro años y sabe la metodología que ocupamos. Así que hay muchas razones por las que él me puede aportar. También hay que ser sincero, en Chile no hay mucha gente con la que jugar y Paul sigue jugando muy bien.
Hace unos días, Michael Kohlmann, capitán de Alemania, dijo que a usted lo ve top 50. ¿Qué le parece esa opinión?
Es bueno escuchar eso. Esos son los comentarios que me llenan de energía. La verdad es que mi objetivo es estar ahí. Ojalá cada vez más alto. Hay que ir paso a paso, no defiendo muchos puntos, estoy jugando. Solamente queda seguir compitiendo.
¿Le gustó el sorteo de la Davis?
La verdad es que siendo nuestro primer año clasificando al Grupo Mundial, después de mucho tiempo, siento que el sorteo es lo de menos. Uno tiene que ir a competir contra el que sea y llegar preparado bien, porque es una época del año que es difícil.
¿Se mira de reojo esa competencia con Nicolás Jarry por ser número uno de Chile?
Por mi parte son mis primeros torneos ATP. Nico lleva jugando un año y medio en el circuito y yo llevo meses. Yo siento que esto es de semana a semana, no lo veo como una lucha. Para mí es un orgullo estar entre los primeros 70 del mundo y representar a mi país en los torneos, poder hacer lo que me gusta. Yo intento competir en el circuito y no en el ranking nacional. La idea es que los dos lleguemos lo más arriba posible. Esto es una carrera de años y ojalá clasifiquemos a noviembre durante muchos años más.
En 2013, Fernando González lo bautizó como Tanque. ¿Cómo prefiere que le digan?
Gago, porque es algo más personal. Tanque no me dice nadie. Al final mis amigos y mi familia me dicen Gago, Cris o Tatán.